El ministro de Seguridad de Córdoba, Juan Pablo Quinteros, participa de la búsqueda de Lian Gael Flores Soraide, el nene de tres años que desapareció en la tarde del sábado en Ballesteros Sud, una localidad cordobesa cercana a Bell Ville. “La familia entera se acostó a dormir la siesta y cuando se levantaron, él ya no estaba”, explicó el funcionario en diálogo con TN.
“Lo buscaron por varias horas, en los lugares donde suele jugar, pero no lo encontraron e hicieron la denuncia en la comisaría, alrededor de las 19”, sumó.
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Fue su papá, Elías Flores, quien llamó para avisar sobre la desaparición de su hijo. El hombre declaró ante la Justicia que, como estaba haciendo mucho calor, decidieron irse a dormir para resguardarse del sol.
Desde la madrugada, la Policía cordobesa inició un intenso operativo de búsqueda en la zona rural ubicada a unos 37 kilómetros de Villa María, que contó con la ayuda de la División de Canes. También utilizaron drones y un helicóptero con los que sobrevolaron varios sectores.
“Rastrillamos toda la zona, que es compleja porque, si bien es un llano, es un cortadero de ladrillos, donde hay hornos y pastizales. No vamos a descansar hasta encontrarlo”, aseguró Quinteros, quien además confirmó que los rastrillajes seguirán hasta que baje el sol.
En ese sentido, explicó: “Dejamos en manos de la fiscalía informar hipótesis, pero creemos que el niño todavía está en la zona. No quiero decir si se perdió o se lo llevaron, pero estamos trabajando y poniendo todos los recursos que tenemos”.
También adelantó que se activará la alerta Sofía para que la cara de Liam se difunda por todos los medios posibles, y solicitó colaboración al Gobierno nacional. “Nos comunicamos con la ministra Patricia Bullrich, quien puso a disposición el equipo de Rescate de Personas. Estamos todos buscando a este niño y esperamos tener noticias positivas en las próximas horas”, sostuvo.
La fiscal de Bel Ville, Isabel Reyna, sigue tomando declaraciones a los familiares de Liam, como así también a los vecinos de Ballesteros Sud, que son unas pocas familias de la comunidad boliviana, que trabajan en un cortadero de ladrillos de barro. “No descarta ninguna hipótesis”, cerró Quinteros.
