Durante más de una década, Jorge Adalid “Nono” Granier Ruiz se convirtió en uno de los narcotraficantes más buscados y peligrosos de Sudamérica. Supo mover toneladas de cocaína entre Bolivia, Paraguay, la Argentina y otros países, y estableció en poco tiempo una red de narcotráfico internacional que llegaba hasta Europa y Asia.
Con una estructura logística impecable que operaba desde los cielos, su negocio de “taxi aéreo” era la joya de la corona: transportaba entre 380 y 400 kilos de cocaína por vuelo, con una comisión de 300.000 dólares por cada carga, una cifra millonaria que la hacía casi sin levantar sospechas.
Para muchos, Granier ya era el capo de las rutas aéreas del narcotráfico, hasta que sus socios fueron detenidos y sus operaciones quedaron expuestas. El apodado “Rey de los Cielos” fue condenado primero por el tráfico de 389 kilos de cocaína incautados en Ramallo en 2020, y sentenciado a 10 años de prisión.
Ahora, recibió otra condena en un juicio abreviado por un aterrizaje forzoso de una avioneta misteriosa que se descompuso en la zona de islas del Delta, en Ibicuy, Entre Ríos. Cuando la Prefectura revisó la carga, se encontraron con unos 360 kilos de cocaína distribuidos en distintos “ladrillos”. Detrás de este vuelo, estaba la sombra de Granier Ruiz.
Aunque su captura parecía marcar el fin de su reinado, los investigadores pudieron confirmar que Granier continuaba moviendo los hilos de su negocio, aun estando encarcelado en el penal federal de Ezeiza, y que seguía siendo el cerebro de su operación criminal.
Ascenso y red internacional de tráfico de cocaína: la estrategia del “taxi aéreo”
Granier nació en Bolivia y se involucró desde muy joven en el narcotráfico. Fue escalando hasta convertirse rápidamente en una pieza clave dentro de la logística de tráfico de cocaína en Sudamérica. Estableció una red que movía la droga desde su país natal hacia Paraguay y la Argentina, con el objetivo de distribuirla en mercados internacionales.
En el camino, se alió con narcotraficantes de renombre como Fabián “Calavera” Pelozo y Gilberto Aparecido Dos Santos, alias “Fuminho”, miembro del Primer Comando Capital (PCC) de Brasil. Juntos gestionaban vuelos clandestinos para transportar cocaína utilizando pistas escondidas en la selva y campos desolados. Su red operaba con tal sofisticación que logró eludir a las autoridades durante años.
Granier y su socio, Pelozo, utilizaban aeronaves para trasladar cocaína desde Bolivia y Paraguay hacia la Argentina, cobrando hasta 300.000 dólares por cada viaje. Este modelo de negocio incluía el uso de rutas secretas y pistas clandestinas, lo que les permitió operar con impunidad. Completamente solo, realizaba los vuelos cuando la avioneta estaba cargada, con 380 a 400 kilos de cocaína, y coordinaba la logística con su equipo.
El vínculo de Granier con el narcotráfico argentino se fortaleció a través de personas como Adelaida “La Tía” Castillo, apodada “Reina Titi”, una bagayera de Salvador Mazza que escaló posiciones hasta ser coronada como la reina narco en el norte argentino. El celular de Castillo reveló detalles sobre el modus operandi de Granier, que siempre tenía todo bajo control, incluso cuando sus socios operaban desde distintas regiones del país.
Granier también fue responsable de la práctica conocida como “bombardeo de droga”, en la que cargamentos de cocaína eran lanzados desde aviones en zonas rurales de Salta, Santiago del Estero y Santa Fe. La organización operaba principalmente en Salta, pero su influencia se extendió a otras provincias. Además, Granier mantenía vínculos con el clan Loza y otras bandas locales, lo que le permitió fortalecer su red criminal.
Granier fue finalmente arrestado en Brasil en 2023 y extraditado a la Argentina, donde fue encarcelado y condenado. Durante el juicio, aceptó su culpabilidad, pero las autoridades sospechan que su captura no afectó su influencia en el tráfico de drogas, ya que su red continuó operando a través de socios de confianza.
La conexión con la familia y la última operación
En enero de este año, el aterrizaje de emergencia en la zona de islas del Delta de Ibicuy puso al descubierto uno de los más grandes cargamentos de cocaína incautados en la región en los últimos años.
Allí se descubrió un cargamento de 360 kilos de cocaína a bordo de una avioneta. A bordo viajaba Jade Isabela Callaú Barriga, la ex Mis Bolivia y sobrina de Granier, lo que vinculó el caso rápidamente con el narcotraficante, que sigue moviendo su imperio a través de su familia y socios de confianza.
La droga, que tenía un valor estimado de US$ 2.200.000, fue hallada dentro de un Cessna 210 que había realizado un aterrizaje de emergencia tras quedarse sin combustible, luego de haber volado desde el sur de Bolivia.
Según las pruebas presentadas, el avión no tenía como destino final la provincia de Entre Ríos, sino que su ruta apuntaba hacia el norte de Buenos Aires, lo que sugiere que el cargamento formaba parte de una operación más amplia dentro del negocio ilícito que Granier encabezaba.
Dentro de la aeronave, que había volado más de 1500 kilómetros desde Bolivia sin realizar repostajes, se encontraron diez bultos con 359 paquetes de cocaína. La droga, que según los detectives de la Policía de Entre Ríos era de máxima pureza, tenía la capacidad de generar hasta cuatro millones de dosis en el mercado ilegal.
La Justicia Federal, a través del juez Carlos Amad, realizó una investigación que vinculó el cargamento con la red internacional de narcotráfico de Granier. En un juicio abreviado, y tras un acuerdo entre las partes, el capo narco aceptó su responsabilidad y logró bajar la pena que podría haber recibido si era llevado a un debate ordinario.