La última audiencia del año en el juicio por el intento de asesinato de Cristina Kirchner estuvo marcada por momentos insólitos y tensos. A pesar de que estaban citados cuatro testigos, solo declaró Sergio “Checho” Orozco, miembro de “la banda de los copitos”, quien brindó un testimonio extenso sobre su relación con los imputados.
La jornada arrancó a las 10 en punto y el testigo declaró durante casi cinco horas, después de dos años de haber ocurrido el hecho. Respondió todas las preguntas de la fiscal Gabriela Bigún, de la querella y de los abogados defensores, y pedía perdón cuando no se acordaba de algún dato puntual. Después de su relato, la jueza Sabrina Namer decidió levantar la audiencia y el debate se retomará recién el 12 de febrero de 2025.
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Dentro de la sala AMIA, en el subsuelo del edificio de los tribunales de Comodoro Py, se vivieron situaciones inesperadas: hubo episodios de risas, balbuceos, un momento de lectura y hasta un fuerte cruce entre las partes. Pero los que llamaron la atención del público, que estaba sentado detrás del vidrio que separa las gradas, fueron Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, los principales imputados y los que están más complicados. Gabriel Nicolás Carrizo mantuvo su postura.
Por un lado, desde el inicio de la audiencia, Brenda se mostró inquieta y pasó por distintos estados. Fue de la risa al llanto, casi sin escalas. Separada del resto de los imputados y hasta de sus propios abogados, la joven balbuceaba, movía la cabeza en señal de desaprobación mientras declaraba el testigo e, incluso, se reía a carcajadas.
Un momento particular fue cuando empezó a llorar mientras Orozco la describía como “atrevida, poco creíble y sin filtro”. Después, como si no estuviera siendo sometida a un proceso judicial, comenzó a bailar. Intentaba levantarse de su silla y las oficiales del Servicio Penitenciario Federal tenían que frenarla constantemente.
Del otro lado, su expareja, acusado de accionar el arma que no llegó a disparar, estuvo durante una parte de la audiencia leyendo un libro de tapa blanca. Cruzado de piernas, solo se enfocó en la lectura y casi no escuchó al testigo. Aunque en ocasiones levantaba la vista para mirar a Sergio Orozco y se reía cuando el “copito” hablaba de él, su actitud relajada llamó la atención en un juicio que podría costarle hasta 25 años de prisión.
El testimonio de Sergio Orozco: fiestas, algodones de azúcar y vínculos tensos
Orozco era parte de la “banda de los copitos”, el grupo liderado por Carrizo en la venta de algodones de azúcar, con quien tenía un vínculo estrecho y a quien describió como un “hermano”. También tenía de compañeros a Montiel y a Uliarte, aunque aseguró que no eran muy cercanos, mucho menos amigos, pero sí compartían el famoso grupo de WhatsApp apodado “los girosos”.
El joven de 20 años fue el único testigo que declaró hoy, pero su testimonio fue largo y ofreció detalles sobre la dinámica del grupo que comercializaba los copitos por toda la Ciudad, y también contó cómo era su relación con los imputados. Incluso, dijo que su casa, ubicada en Montes de Oca, era el lugar donde fabricaban los productos que luego salían a vender.
También narró cómo conoció a los imputados. Dijo que a Fernando y a Brenda los había conocido en distintas fiestas que él hacía en su departamento, llamadas “Checho Fest”, donde -reveló- había “sexo, alcohol y descontrol”. También reconoció que tuvo varios encuentros íntimos “pagos” con Uliarte y que, según él, “era una mujer atrevida”. Así la describió.
Orozco habló del intento de asesinato de Cristina Kirchner y mencionó que el día después se reunió con Nicolás Carrizo, quien estaba “preocupado” por lo sucedido. Además, dijo que otro miembro del grupo, Leonardo Volpintesta, le confesó que escuchó a Carrizo decirle a su hermana que el arma utilizada en el ataque era suya. “Eso es una falacia, porque el arma al final no era de él”, sostuvo.
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Durante todo su testimonio, el testigo intentó lavar la imagen de su amigo Carrizo. Dijo que “no tuvo nada que ver” con el atentado y siempre creyó en su inocencia. La defensa le hizo escuchar varios audios que el imputado le había mandado, en donde manifestaba que necesitaban aclarar y desvincularse completamente del resto de los acusados. También afirmó que, durante un allanamiento en su casa, la Policía encontró una bala y que sospecha que fue dejada allí por Brenda o Sabag.
Sobre la entrevista que dio junto al resto de los “copitos” en Telefé, donde a Uliarte se la vio vestida con un tapado de piel y un gorro de lana, contó que la mujer “quería que no la reconocieran” y por eso se había “disfrazado de diva”. También recordó que ella se había teñido el pelo. “Antes era pelirroja, y ese día en la entrevista fue de color rubio tirando a naranja”, afirmó.
“Nosotros creímos primero que ella no tenía nada que ver con el atentado. Pero cuando vimos que había sido grabada por las cámaras de seguridad y su cara estaba en todos los canales, nos indignamos. Le habíamos creído y al final era todo falacia”, sostuvo.
Tensiones entre la fiscalía y la defensa
Otro momento destacado de la audiencia fue un nuevo cruce entre la fiscal Gabriela Baigún y Gastón Marano, abogado defensor de Nicolás Carrizo. Es que, cuando Baigún intentó formular una pregunta que el letrado consideró inapropiada, interpuso una objeción que generó un tenso intercambio de palabras.
Aunque el Tribunal permitió que la fiscal avanzara con su interrogatorio, el clima quedó cargado de acusaciones mutuas entre las partes, que ya venía “picado” por otras audiencias, en donde Marano cuestionó la actitud de la funcionaria del Ministerio Público Fiscal cuando pidió que la calificación contra los imputados incluya el agravante de violencia de género.
El abogado fue tajante al decir que el pedido de Baigún tenía “problemas jurídicos serios” y que había “perdido la objetividad”. Además, ironizó: “No tiene nada que ver con el hecho de que Cristina Kirchner haya nacido con vagina o pene”.
Hoy, el cruce se repitió. Fue en un momento que la fiscal habló por lo bajo y dijo que la pregunta de Marano “lo beneficiaba” y que tenía “algún tipo de interés”. El defensor no se quedó callado y retrucó. “Siempre voy a bregar por los derechos de mi defendido”, dijo.
Cómo sigue el juicio en 2025
Con la audiencia de este miércoles, el juicio entra en receso hasta el 12 de febrero de 2025. En esa fecha, está previsto que declaren los testigos que no pudieron presentarse en esta jornada, además de otros vinculados a la manipulación del celular de Sabag Montiel, que terminó destruido antes de poder ser peritado.
Hacia el cierre del debate, se espera la declaración de psicólogos y psiquiatras sobre la imputabilidad de Uliarte, un tema que su defensa planteó insistentemente y que podría cambiar el curso del debate, que está previsto que termine en abril.
Además, el Tribunal tiene en agenda evaluar si convoca a testigos del ámbito político, entre ellos personas vinculadas a Revolución Federal y al entorno del diputado Gerardo Milman. La fiscalía había solicitado que sean llamados a declarar a fines del año pasado y comienzos de este año. Los jueces tuvieron presente el pedido, pero decidieron esperar a ver si del debate surgían motivos para convocarlos.
Estos testigos son parte de un expediente que se abrió debido a la frase que le atribuyen al legislador. “Cuando la maten, yo estoy camino a la costa”, habría dicho. Fue el asesor del Frente de Todos, Jorge Abello, quien dijo haber escuchado a Milman cuando estaba almorzando en un bar porteño. Su versión fue duramente cuestionada y lo denunciaron por falso testimonio, ya que no se pudo comprobar que lo haya dicho.
El dato fue planteado por la defensa de Milman cuando los abogados de Cristina Kirchner le pedían a la Cámara Federal profundizar las diligencias sobre esta línea de la investigación. La querella de la exvicepresidenta, a cargo de los abogados José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, reclamaba diversas medidas de prueba solicitadas en relación con el presunto borrado de celulares por parte del entorno del legislador.