El 6 de diciembre de 2019 Bárbara Zabala cumplía 20 años y a la noche salió con tres amigas a festejarlo en una cervecería de la ciudad de Pehuajó. Alrededor de la una y media de la madrugada emprendieron a pie el camino de regreso, pero ella nunca llegó a su casa. Brian David Dirassar, su exnovio y en ese momento policía bonaerense, le salió al cruce en una esquina y la asesinó a puñaladas.
El de Bárbara fue un femicidio anunciado. Durante el año que duró su relación con Dirassar, la joven lo había denunciado dos veces por violencia de género, tenía custodia y una restricción perimetral. Tenía miedo, porque el hostigamiento que sufría por parte de él era sistemático aún después de la separación y convirtió sus últimos 10 días de vida en un verdadero calvario.
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Tan contudente era la carga de la prueba que cuando el expolicía ocupó el banquillo de los acusados, en junio de 2022, la Justicia lo condenó en un fallo unánime a la pena de prisión perpetua. Sin embargo, Anahí Zabala, una de las hermanas de Bárbara, dijo a TN: “Para nosotros la sentencia no fue un alivio”.
“Él (Dirassar) aun de la cárcel siguió amenazándonos con que cuando saliera nos iba a matar, a nosotros y a nuestros hijos y sobrinos. ¿Cómo te quedas tranquilo con eso?”, sostuvo la joven, cuando se cumplen cinco años del femicidio de su hermana. Y reflexionó: “Si ya lo hizo una vez, por qué no va a hacerlo más veces...”.
“Esos 10 malditos días”
El noviazgo entre Bárbara y Dirassar llevaba 11 meses cuando ocurrió el crimen. “Nosotros lo conocíamos, incluso estuvo viviendo con nosotros un tiempo, hasta que empezamos a ver cosas que no nos gustaron y prefirieron irse”, contó a este medio Anahí, y detalló: “No vimos actos de violencia en sí, pero discutían mucho”.
En un principio, la propia víctima estaba “convencida de que él jamás le haría daño” y así se lo repetía a su familia cuando aparecieron esos primeros signos de alarma. Pero la certeza se fue resquebrajando hasta que el 26 de noviembre de 2019 Bárbara tomó la decisión de separarse de Dirassar. Fue entonces cuando empezó el acoso.
La primera denuncia contra su expareja Bárbara la presentó tan solo 72 horas después de terminar la relación, el 29 de noviembre. “Ese día estábamos con una amiga charlando en la cocina y él se metió por el techo a mi casa y nos amenazó”, recordó su hermana.
“Primero no nos querían tomar la denuncia, después no nos querían poner custodia...”, siguió Anahí. Cuando por fin consiguieron que alguien las recibiera y se dispuso una consigna en su domicilio, la tranquilidad les duró apenas un día. El sábado 30 Dirassar volvió a la carga.
“Él apareció para molestarla y la custodia dormida, nunca se enteró de que estaba ahí”, reprochó la joven. “Él tenía perimetral, mi hermana custodia y aun así, él estaba en la vereda de mi casa”, reafirmó. Fue Bárbara quien, a pesar del miedo, consiguió convencerlo de que se fuera.
Increíblemente, el lunes 2 de diciembre la Justicia ordenó levantar la custodia y tres días más tarde, el jueves 5, Dirassar violó de nuevo la perimetral y se acercó hasta la esquina de la casa donde vivía la víctima. Ese día ella hizo la segunda denuncia contra su exnovio.
El viernes 6 de diciembre Bárbara cumplió 20 años y salió a festejarlo con sus amigas. A la una y media de la madrugada el teléfono de Anahí empezó a llamar y recibió la noticia que nunca hubiera querido escuchar. Su hermana ya estaba muerta.
“Nosotros nos enteramos de muchas cosas después de que ocurrió todo esto, jamás nos podríamos haber imaginado el calvario que ella vivió y no nos contó para cuidarnos”, lamentó la joven.
El femicidio de Bárbara Zabala
Unos minutos antes del llamado que recibió Anahí, Barbi volvía con sus amigas caminando rumbo a su casa y Dirassar se le cruzó en la esquina de las calles Rivarola e Yrigoyen, en pleno centro de Pehuajó. La secuencia fatal duró apenas segundos y fue registrada por una cámara de seguridad.
El video fue clave para reconstruir el ataque. Las imágenes mostraron cómo el policía la hirió en los antebrazos, manos y dedos a Bárbara cuando ella intentaba defenderse, hasta que finalmente le dio una puñalada en el pecho que le causó la muerte casi en el acto. La asesinó con un cuchillo de asador.
En pleno shock por la escena de la que les tocó ser testigo, las amigas de la víctima llamaron al 91. Un patrullero llegó al lugar en pocos minutos y detuvo al femicida. Dirassar ni siquiera se molestó en tratar de escapar.
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En tanto, Bárbara fue trasladada de urgencia a un hospital cercano, pero murió antes de entrar a quirófano, por la gran cantidad de sangre que había perdido.
“Este no es el final”
Dirassar, quien trabajaba en el Grupo de Apoyo Departamental (GAD) de Trenque Lauquen (aunque había pedido la baja y se encontraba en proceso de ser desafectado), llegó detenido al juicio que se hizo por el femicidio de Bárbara Zabala en junio de 2022, en el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de esa ciudad.
“Este no es el final de una etapa, porque el dolor de familiares y amigos no se termina, pero es el momento de pedir la mayor condena que prevé el Código Penal Argentino”, argumentó el fiscal Leandro Cortelezzi, el primero en tomar la palabra durante la etapa de alegatos.
“Ya están acreditados tanto el hecho como su autoría, aunque el autor diga no recordarlo (...) hay suficiente prueba y la declaración de cuatro testigos que confirman que Dirassar asesinó a Bárbara”, siguió Cortelezzi.
Entonces el fiscal enumeró los agravantes al considerar para determinar la condena y señaló: que ambos mantenían o habían mantenido una relación de pareja; la alevosía que es acreditada ante el estado de indefensión de la víctima; el femicidio en el marco de violencia de género; y la preparación del agresor que era efectivo policial de una fuerza de choque como el GAD.
Por su parte, la defensora oficial solicitó la pena mínima para Dirassar al considerar que actuó en medio de una “emoción violenta”.
El fallo finalmente fue unánime. Los jueces María Gabriela Martínez, Horacio Marcelo Centeno y Pedro Alejandro Gutiérrez condenaron al imputado a la pena de prisión perpetua por el delito de “homicidio doblemente agravado por la relación de pareja y por haber mediado violencia de género”, pero descartaron el agravante de “alevosía”.
“Más allá de que se consiguió la pena máxima, como familia nos movimos mucho. Desde el día uno se hicieron marchas y reclamos. La gente de acá fue increíble, jamás nos dejaron solos. Sin ellos no hubiéramos llegado hasta donde llegamos”, destacó sobre el cierre de la entrevista con este medio Anahí Zabala.
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No obstante, el fallo no conformó del todo a la familia. Para ellos la condena debería haber sido “reclusión” perpetua, sólo así se hubiera podido evitar que Dirassar acceda a algún beneficio durante el cumplimiento de la pena.
“La Justicia es lenta y lo que yo creo, de mi parte, es que nunca es justa”, sostuvo la hermana de Bárbara.
“La quería todo el mundo”
Al cumplirse el quinto aniversario del femicidio, Anahí expresó: “El dolor está intacto desde el primer día. Uno aprende a convivir con el dolor, a veces no queda otra de seguir adelante, pero estas fechas son bastante complicadas. A veces es volver a recordar todo lo malo de esos 10 malditos días”.
Sin embargo, a pesar de la emoción, no pierde la posibilidad de hablar de su hermana. “Ella era una piba muy querida por todo el mundo... Nunca tuvo conflictos con nadie y siempre estuvo dispuesta a ayudar a quien sea, por más que no lo conociera”, resaltó.
Amante de los animales, la joven recordó que si Bárbara encontraba alguno abandonado en la calle lo llevaba a su casa y lo cuidaba hasta que alguien quisiera adoptarlo.
También le gustaban los chicos. “Los amaba, a todos, con todos jugaba, con todos se llevaba bien. Ni hablar de sus sobrinos, eran la luz de sus ojos”, afirmó Anahí.
Y subrayó: “De Bárbara se extraña absolutamente todo”.