En un operativo en el Puente Internacional San Ignacio de Loyola, el personal de la Aduana secuestró un cargamento de 92 kilos de pasta base de cocaína, que estaba escondido en un camión que venía de Paraguay, con destino final en Uruguay. Los investigadores estimaron que la droga está valuada en 1.300.000 de dólares.
El procedimiento fue realizado en el control, ubicado en la ciudad fronteriza de Clorinda, en Formosa, donde los agentes revisaron el vehículo, conducido por dos hombres, en el escáner y detectaron irregularidades en un compartimento sospechoso sobre el plato de enganche del semirremolque.
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Fue así que dieron intervención a un perro entrenado para detectar las drogas, de nombre Zeus, que señaló la presencia de los 91 ladrillos de pasta base de cocaína ocultos en un compartimiento reforzado con planchas de acero y plomo. A partir de los análisis químicos, determinaron también que la sustancia tenía un peso de 92 kilos, y que estaban valuados en 1.300.000 de dólares.
En la causa intervino el Juzgado Federal de Formosa, a cargo de María Belén López Macé, y la Fiscalía Federal, representada por Luis Benítez. Los dos ciudadanos que manejaban el camión fueron detenidos e incomunicados por su presunta participación en el delito de contrabando de estupefacientes en grado de tentativa.
Monte Grande: un jubilado mató a balazos a su hijo después de que le pidiera plata para comprar droga
Un jubilado, de 74 años, mató a balazos a su hijo, de 28, luego de que le pidiera plata para comprar drogas en la localidad bonaerense de Monte Grande. “Me amenazó de muerte y me exigió $30.000″, aseguró Norberto Capparelli, que fue detenido horas después del crimen.
El conflicto empezó el viernes 1 de noviembre cuando la víctima, Mirko Capparelli, fue hasta la casa de su padre y le pidió dinero. Norberto se negó y esa discusión terminó con una amenaza de muerte por parte de su hijo, según contó el acusado.
Varias horas más tarde, Mirko regresó para pedirle que le diera el dinero para comprar drogas y así empezó el intercambio que derivó en el crimen. El jubilado salió de la casa con un revólver 38 largo y le disparó en el hombro izquierdo al joven, quien salió corriendo para refugiarse. Sin embargo, el padre lo persiguió y tras alcanzarlo le disparó en el abdomen y en la cabeza.
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Después del brutal crimen, el atacante regresó a su casa y se deshizo del arma. Sin embargo, un vecino del barrio llamó a la policía unos segundos después de haber escuchado los disparos y advirtió que había una persona tirada en la calle. Cuando los policías llegaron al lugar, encontraron con el cuerpo de Mirko. Estaba tendido boca abajo, vestido solo con un pantalón de jean y con el torso desnudo. A su lado, los agentes encontraron una prenda con manchas de sangre.
Al llegar a la casa del padre de la víctima, el jubilado reconoció el crimen. “En forma espontánea, empezó a relatar que su hijo lo amenazó de muerte durante la mañana y que, cuando regresó por la noche, le disparó en medio de un ataque de furia”, señalaron fuentes policiales.
En la causa interviene la Unidad Funcional Descentralizada N°3 de Esteban Echeverría, especializada en Violencia Familiar y de Género, a cargo de la doctora Vanesa González, quien caratuló el caso como “homicidio agravado por el vínculo”.
