A 18 años del asesinato impune de Nora Dalmasso, el viudo Marcelo Macarrón fue citado a declarar como testigo en la causa que busca “la verdad histórica” del crimen que conmocionó a todo el país.
La sospecha de un crimen por encargo persiguió a Macarrón casi desde el inicio del resonante caso y lo ubicó en el banquillo de los acusados en 2022. Recién entonces fue juzgado y absuelto por un jurado popular y el caso se quedó sin sospechosos.
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Sin embargo, la investigación sigue abierta con el foco puesto sobre el cinto de la bata de toalla con el que fue estrangulada Dalmasso, en el que se encontraron rastros genéticos que no pertenecen ni a ella ni a Macarrón.
Para la Justicia, antes de ser asesinada la víctima mantuvo relaciones sexuales “semi consentidas” y en el arma homicida improvisada, el lazo de su bata, está la clave para resolver el crimen.
“Fue algo del momento (…) Algo pasó en la relación (…) el asesino no había llevado nada para matarla (….) El agresor se sacó y provocó el estrangulamiento con algo que tenía a mano”, coincidieron en el juicio los forenses Martín Subirach y Mario Vignolo.
El viudo, de acusado a testigo
El último miércoles 23 de octubre al mediodía Marcelo Macarrón se presentó con su abogada en los Tribunales de Río Cuarto y declaró como testigo ante el fiscal Pablo Jávega durante más de dos horas.
“El hecho de que haya sido reconocida Nora como víctima de violencia de género y además se haya ordenado seguir buscando la verdad, deja abierta una puerta para esclarecer los hechos. Se cuenta con una prueba contundente que es el ADN y no es menor, y se encuentran trabajando en ese orden”, destacó Mariángeles Mussolini, la abogada del viudo, en diálogo con La Voz.
Sin dar detalles de la declaración de su cliente, la querellante manifestó: “Lo más importante para nosotros es la oportunidad. La familia está encima de la causa y seguimos en esa búsqueda que empezó allá por 2006″.
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Por otro lado, el fiscal Jávega confirmó al mismo medio que en los últimos días volvieron a contactar a Jack Ballantyne, titular del Centro Nacional de Ciencias Forenses, de Florida, laboratorio asociado al FBI, para constatar la validez de la misteriosa huella encontrada en el cinto de la bata de la víctima.
“Venimos trabajando, partiendo de la matriz que nos derivó el tribunal de juicio. Estamos tratando de ubicar a quién pertenece esa huella del cinto. Es un objetivo de alto alcance, tiene dificultades técnicas y legales, pero desde el primer día, se adoptó una actitud de perseverancia para intentar darle respuesta a la familia”, concluyó.
