Este martes, durante una presentación del colectivo Periodistas Argentinas, 19 mujeres denunciaron públicamente que fueron acosadas sexualmente por el periodista Pedro Brieger.
Según explicaron, los hechos ocurrieron en diferentes momentos y lugares a lo largo de 30 años. Se trata de compañeras de trabajo, empleadas, colegas y hasta una vecina del propio Brieger.
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Aunque en el documento “La cultura del acoso: punto y aparte”, que fue presentado este martes en la conferencia de prensa, aparecen los crudos testimonios de las afectadas, no está detallado a quién pertenece cada relato.
De todos modos, muchas de las mujeres afectadas, tras la denuncia pública, decidieron hablar en sus redes sociales para contar lo que vivieron.
Una de ellas fue la periodista Gisela Busaniche. “Fui acosada por Pedro Brieger cuando tenía 25 años y era productora de Canal 7. Era noviembre de 2005 cuando la directora de Canal 7, Ana de Skalon, me manda a Mar del Plata a cubrir la Cumbre del ALCA y darle asistencia periodística a Pedro Brieger. Yo ya lo conocía y me había hecho algunos comentarios desubicados. Ya en el viaje empezó el acoso que se traducía en tocarme cada vez que podía. Hablarme tan cerca, hasta que le sintiera el aliento. Yo me alejaba, pero él se acercaba de nuevo, mostrando que hacía lo que quería. El viaje se convirtió en un infierno donde yo tenía que aguantar sus acercamientos y frases desubicadas. Estaba interfiriendo en mi trabajo, que era mi sueño… no entendía nada y él no paraba. Era tan insoportable que decidí compartirlo para pedir ayuda. Era medianoche, él seguía hablando por handy, y lo puse en altavoz para que mi productora jefa lo escuchara. Se quedó helada. Le pedí que me dejara irme de la cobertura y volverme a Buenos Aires. Ella, Paloma García, me ayudó. Me costó hablarlo. Durante años no dije nada. Con el tiempo, cada vez que surgía su nombre en una conversación, yo aclaraba: él no es como lo ven, él me acosó. Sin embargo, nunca lo conté públicamente. Tuve miedo, asco, preferí olvidarlo, aunque nunca pude”, contó en su cuenta de X.
Otra de las que habló fue Marcela Perelman, docente y directora del área de investigación del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), quien decidió publicar un profundo texto en la revista Crisis.
“Pedro Brieger había sido mi profesor de Política Internacional en TEA, la escuela de periodismo. Tanto me interesó su materia, que al recibirme le pedí que me entregara el diploma. Un día me propuso juntarnos para hablar de una propuesta de laburo de investigación. La conversación se enrareció muy rápido. Nunca llegamos a hablar del proyecto. Todavía me avergüenzo cuando me acuerdo que yo miraba el piso o desenfocaba la vista en lugar de confrontarlo. Después de un rato que se hizo demasiado largo, lo saludé y me fui corriendo, como escapándome. Ya tenía una visión del mundo y feminismo suficientes para entender que había sido una situación abusiva y que había quedado atrapada. Armé mi caso: él era veinte años más grande, mi profesor, mentor, me había dado varias oportunidades valiosas, yo quería mucho ese trabajo, se había aprovechado de mi confianza, me había tratado de manipular, no frenó ni cuando me paralicé ni cuando le dije que no me interesaba nada de todo eso. Describí y analicé el hecho con detalles y se lo envié en un mail que dice que no me hable nunca más. No respondió el correo, llamó durante más de un mes todos los días a mi casa y me envió mensajes al beeper varias veces cada día. Nunca lo atendí y en algún momento me desconoció”, escribió.
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Del mismo modo, tras la conferencia de ayer, Agustina Kämpfer usó su cuenta de Instagram para contar lo que vivió: “La primera vez que hablé públicamente del acoso de Pedro Brieger fue hace 14 años, en 2010. Lo hice espontáneamente, porque ni siquiera estaba al tanto de que en el programa en el que trabajaba, iban a compartir un informe que lo incluía. Él había ganado un Martín Fierro y, cuando volvimos al piso, sentí el instinto de avisar: ¡oigan todos, este tipo no puede ser premiado, acosa alumnas! Lamentablemente, no era un momento en el que estas cuestiones tuvieran resonancia, y pensé que no había servido de nada. Pero me equivoqué. Muchas mujeres a las que les había pasado algo similar, que nunca habían hablado del tema por temor a la segregación, estaban mirando y supieron que no habían sido las únicas que habían vivido situaciones horribles con él. Y en todos estos años, el prestigio mal construido de esta persona pudo con ellas y también conmigo, pero se terminó”.
Cecilia Guardati es otra de las afectadas y usó sus redes para contar cómo se siente tras la denuncia colectiva. “Que Brieger pida perdón es una de las principales demandas porque forma parte de la reparación del daño. Los cambios legales y culturales que pedimos llegaran mientras sigamos luchando. Algunos se indignan porque pedimos que Brieger se disculpe. Se olvidan que al romper el silencio y exponer el acoso sexual logramos que lo removieran de los espacios donde estaba. Si no reclamamos otra cosa es porque no existen leyes que nos amparen”, sostuvo.
Más allá de estos relatos, en el informe presentado por Periodistas Argentinas se detallaron los relatos de las 19 denunciantes. Desde el colectivo indicaron que esperan un pedido de disculpas público por parte de Brieger, para reparar el daño que hizo.