Desde hace 23 años, cada 4 de febrero duele para la familia Melmann. En 2001, Natalia volvía de bailar a su casa en la localidad de Miramar, cuando un grupo de policías de la bonaerense la obligaron a subir a un patrullero y la llevaron a un lugar alejado de la zona para torturarla, violarla y matarla. Hoy se cumple un nuevo aniversario del brutal crimen y vuelve el miedo de que los asesinos de la adolescente de 15 años queden en libertad.
“Son momentos complejos de asumir. Previo a la fecha, se remueven muchas cosas en lo interno en cada uno de nosotros. Vivimos con el corazón en la mano”, expresó Nahuel, hermano de la joven, en diálogo con TN.
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El año pasado la causa tuvo varios avances, ya que la Justicia finalmente condenó a prisión perpetua a Ricardo Panadero, el cuarto partícipe directo del asesinato de Natalia. Sin embargo, Oscar Echenique y Ricardo Anselmini, otros dos policías que cumplen la misma pena desde 2002, presionan para obtener la libertad anticipada, algo que preocupa a los familiares.
“Se dicen inocentes. Por eso continúan siendo peligrosos, tienen desapego con el daño que producen. Tienen una postura negacionista cuando hay pruebas inequívocas”, señaló Melmann. Y remarcó que los exagentes de la policía presentaron múltiples recursos para tener beneficios: “Uno está siendo revictimizado constantemente, repitiendo situaciones que le representan dolor e impotencia y la justicia no repara. Justicia sería que mi hermana estuviera viva”.
En esa línea, insistió: “Mis padres han atravesado por lo peor. Una lucha muy compleja y eso les ocasionó un deterioro en su psiquis y calidad de vida. Cada vez son más adultos y tienen que seguir luchando para que esta gente pague por sus actos. Todo el tiempo es atravesado por la injusticia, siente que las cosas no debieran ser así, siente impotencia y desesperación porque el dolor para nosotros va a ser infinito”.
Crimen de Natalia Melmann: los beneficios que tuvieron los condenados y las posibilidades de salir de la cárcel
La familia de la víctima denunció en reiteradas oportunidades que los asesinos gozaron de beneficios “irregulares por el delito que cometieron y por la fuerza a la que pertenecían” durante toda su reclusión. “En base a la lucha, pudimos ir modificando la situación”, indicó Nahuel.
- En 2002 hubo cuatro personas condenadas por la muerte de Natalia: tres policías bonaerenses Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez, que recibieron prisión perpetua, y Gustavo “El Gallo” Fernández, que fue condenado a 25 años de prisión por ser considerado la persona que entregó a Melmann a sus asesinos, pero quedó absuelto de los cargos de coautor del homicidio.
- En 2009, Echenique, Anselmini y Suárez fueron beneficiados con salidas transitorias durante un año. Esto fue revocado por la Justicia luego de encontrar irregularidades y por no haber cumplido las pautas que correspondían.
Esto último tiene que ver con un episodio que temen que vuelva a ocurrir. Una tarde del 2010, Laura, la mamá de Natalia, fue al supermercado cerca de su casa y cuando esperaba en la caja para pagar se encontró con Echenique, que estaba comprando vino: “Él tenía permiso para resocializarse, pero solo podía estar en su domicilio, no podía salir de ahí. Por eso les cae el primer beneficio”.
- En 2017, los tres volvieron a gozar de salidas transitorias: 12 horas dos veces por mes. Este fallo lo había aprobado la Cámara de Apelación de Mar del Plata, ya que el juez de ejecución lo había rechazado en primera instancia. Este beneficio duró hasta 2018, momento en el que fue revertido.
- Luego llegó la pandemia y con la cuarentena estricta, los tres expolicías solicitaron la prisión domiciliaria, pero el pedido fue rechazado y confirmado por la Cámara de Casación de La Plata.
En ese momento, la Justicia informó que la temporalidad de la condena iba a estar cumplida para Suárez y Echenique en junio/julio de 2022 y en septiembre para Anselmini. “Al haberse hecho los 20 años de reclusión efectivos, el propio juez de ejecución dio por cumplido el requisito de temporalidad de la condena porque cuando se cometieron los delitos, regían otros tipos de temporalidades”, precisó Melmann.
- Por eso, desde principios de 2022, tanto Echenique como Anselmini comenzaron a presentar recursos para aspirar a la libertad anticipada. En estos casos, el juez debe estudiar en profundidad varios puntos para fallar a favor: la conducta, si avanzó en términos de salud mental, si tiene dadas las condiciones socioambientales.
En ese contexto, Nahuel explicó: “Muchos de esos puntos no se cumplen en ellos. No hicieron nunca un tratamiento psicológico de forma sostenida, son personas que no asumen sus actos ni culpabilidad, presentan rasgos psicopáticos. Ese es el motivo que dieron los jueces, que se desprenden de los informes del servicio penitenciario elaborados por profesionales”.
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Además, los jueces cuestionaron los domicilios que presentaron los dos expolicías para “cumplir eventualmente un régimen de libertad condicional”. Por un lado, Echenique propuso una residencia que estaría sumamente cerca de la casa de los Melmann, algo que la familia había advertido previamente y que criticó. En el caso de Anselmini, la Justicia constató que el lugar ofrecido estaba habitado por “dos reclusos que fueron condenados por violencia de género”.
- En 2023, el expolicía bonaerense Ricardo Panadero fue condenado a prisión perpetua. Había sido sobreseído en 2002 antes de la elevación a juicio de la causa en la que recibieron perpetua los otros condenados. La medida fue revocada tiempo después por la Corte Suprema y finalmente fue juzgado en 2018, aunque resultó absuelto. Sin embargo, el fallo fue apelado por la fiscalía y la familia de la adolescente y en 2019, la Sala III del Tribunal de Casación bonaerense anuló esa absolución y ordenó la realización de un nuevo proceso. Tras el veredicto del segundo juicio, apeló a la sentencia y su caso está en análisis en la Cámara de Casación: “Gozó de 22 años de impunidad, fue protegido por el propio sistema judicial”, opinó el hermano de Natalia.
- Hasta el momento, Echenique y Anselmini presentaron tres solicitudes de libertad condicional que fueron denegadas. La última fue en diciembre de 2023, rechazada en primera y segunda instancia. Aunque la familia venía con incertidumbre desde el primer planteo, en esta solicitud hubo más chances de que los agentes quedaran en libertad, ya que la decisión de los jueces fue más reñida: dos votaron a favor -Adrián Angulo y Pablo Poggetto-, mientras que uno -Esteban Viñas- lo hizo a favor. Ahora, este pedido pasó a Casación en La Plata.
- Este enero, Anselmini redobló sus apuestas y, mientras espera ser beneficiado, solicitó en paralelo poder tener salidas transitorias. La decisión la tomará el Juzgado de Mar del Plata N°1. Por su parte, Suárez no ha presentado ningún pedido hasta estos días.
“Son noticias que nos atraviesan, nos remueven muchas cosas. Uno va sintiendo el pesar de los años en relación con la lucha y todo lo que conlleva. Lo físico, lo psicológico, es desgastante. Los intentos que hace uno para lograr obtener justicia son un compromiso con la sociedad de que esto no vuelva a ocurrir, que los responsables con lo que les corresponde. Pero a uno le lleva la vida”, lamentó Melmann.
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A 23 años del aberrante crimen, este domingo a las 21 habrá un homenaje a Natalia: partirán desde la calle 21 y 28 frente al municipio de Miramar y caminarán hasta la orilla del mar, donde dejarán flores en la arena para conectarse con ella.
Cómo fue el brutal asesinato de Natalia Melmann
El 4 de febrero de 2001, Natalia Mariel Melmann, de 15 años, volvía a su casa de bailar en la localidad de Miramar. Alrededor de las 7:00, un grupo de policías interrumpió su paso y, tras golpearla, la obligaron a subir a un patrullero.
Luego, la trasladaron a una precaria vivienda del barrio Copacabana, en las afueras de la ciudad. Allí la torturaron, violaron y ahorcaron con el cordón de su propia zapatilla.
No hubo noticias de Natalia durante los cuatro días que duró su desaparición. Sus familiares y amigos la buscaron a la par de las fuerzas de seguridad, aún sin saber que la policía había participado del monstruoso hecho que iba a conmocionar a todo el país.
Su cuerpo apareció el 8 de febrero, enterrado debajo de un montículo de hojas secas en el vivero “Florentino Ameghino”. Se presume que el cadáver fue dejado allí ese mismo día el crimen y fue encontrado por un chico que paseaba por la zona.
Presentaba moretones en los muslos, quemaduras de cigarrillos en la mano izquierda, el tabique roto y un fuerte golpe en el cráneo. La autopsia reveló finalmente la presencia de cinco perfiles genéticos diferentes y confirmó que, tras haber sido torturada y violada, fue asfixiada con el cordón de su propia zapatilla, que estaba atado en su cuello con un nudo doble. Cuatro de los participantes fueron condenados, pero resta identificar un quinto ADN.