Isabelle Labille, de 17 años, caminaba hacia su casa cuando una camioneta, conducida por una señora, se detuvo a su lado. La automovilista hablaba un tanto angustiada, ansiosa. Se había perdido, le dijo a la muchacha, y necesitaba que le indicara cómo llegar a determinado lugar. Isabelle advirtió que el destino de la señora no era distante de su casa y comenzó a darle indicaciones. La mujer de la camioneta parecía no entender el camino que debía tomar y, entonces, le solicitó a la jovencita que la acompañara y le fuera señalando las calles. La chica aceptó.
Protagonista de una farsa involuntaria
Hicieron un buen trecho cuando vieron a un hombre al costado de un automóvil, que hacía señas. La señora que conducía la camioneta se detuvo. El hombre le explicó que su coche se había averiado y que necesitaba ir al pueblo más cercano en busca de ayuda.
Leé también: El dentista inescrupuloso que mató a su esposa y huyó en barco con su amante vestida como si fuera su hijo
La señora de la camionera no dudó un instante y le permitió subir. Isabelle no sabía que se había convertido en involuntaria protagonista de una farsa cuya finalidad era violarla y asesinarla.
La señora de la camioneta se llamaba Monique Olivier y era la tercera esposa del señor que tenía problemas con su automóvil, de nombre Michel Fourniret y de apodo “El Ogro de las Ardenas”. Todo lo ocurrido había sido un plan pensado por el matrimonio para atrapar a Isabelle. Monique y Michel se dedicaban a secuestrar jovencitas vírgenes, en Francia y Bélgica, para someterlas a salvajes prácticas sexuales y luego asesinarlas. Fourniret, uno de los más despiadados asesinos seriales de Francia, repetiría once veces más lo que hizo con Isabelle, siempre con la ayuda de su querida esposa.
Michel Fourniret y la pureza sexual
Michel tuvo una infancia típica de muchos asesinos seriales: un padre alcohólico y una madre perversa que se acostaba con él desde que cumplió los cuatro años. El incesto trastonó su sexualidad.
Combatió en el ejército francés en la Guerra de Independencia de Argelia. Fue, luego, carpintero, electricista, supervisor escolar y hasta dibujante. A los 22 años, se casó con Annette. Tuvieron un hijo, pero Michel se enteró después que no había sido el primer hombre en la vida de su mujer. Le obsesionó saber que ella no era virgen cuando se conocieron y la abandonó, con bebé y todo.
Comenzó desde entonces a buscar con desesperación lo que llamaba “la pureza sexual”, la virginidad, la inocencia. De 1966 a 1973, tuvo una decena de detenciones por abuso sexual de jovencitas en las ciudades de Nantes y Verdún, pero solo una condena menor: le dieron ocho meses de prisión por manosear a una nena. Era 1967.
Apenas cumplió esa pena, Annette le pidió el divorcio. Michel se casó enseguida con Nicole, que nada sabía de las tendencias sexuales de su esposo. Después del nacimiento de su tercer hijo, se enteró que su marido no encontraba la satisfacción sexual con ella sino con nenas vírgenes. Fue hacia 1984 y coincidió con el arresto de Michel a causa de una docena de abusos y agresiones sexuales contra nenas en la región de París. Fue condenado a siete años de prisión, pero por buena conducta cumplió solamente tres. Nicole, como antes hizo Annette, pidió el divorcio y se llevó a sus tres hijos y nunca más lo vio.
Michel Fourniret, un preso ejemplar
Como Michel era un preso ejemplar, le permitieron publicar en el semanario católico “Le Pèlerin” el siguiente anuncio: “Prisionero desearía mantener correspondencia con personas de cualquier edad para olvidar soledad”. De esta manera, conoció a Monique Oliver, enfermera, divorciada y con dos hijos que dejó al cuidado de su exmarido. La relación por carta fue tan intensa que Michel le confesó por escrito sus relaciones incestuosas con su madre y hasta los abusos cometidos contra nenas a causa de su compulsión a obtener placer con vírgenes.
Monique no se espantó, al contrario. Estaba fascinada. Comenzó a ir personalmente a la prisión y le confesó a Michel que ella estaba dispuesta a ayudarlo a satisfacer sus escandalosos deseos. Cuando en 1987 Michel salió libre, se casó con Monique. Se establecieron en la comuna de Floing, en la zona de Champaña-Ardenas. La pareja se dividió los roles. Monique actuaría como carnada para “pescar” a las chicas; Michel comprobaría que tuvieran sus hímenes intactos y luego las violaría y asesinaría.
El matrimonio se amaba apasionadamente en la profundidad de la distorsión. Creadores de apariencias, ella siempre cumplía el rol de distraída que perdía el camino, es decir la señora inocente que necesitaba ayuda. Le preguntaba a una chica sobre una dirección y de alguna manera la convencía para que la acompañara. Luego, metros más adelante, ocurría el segundo acto de la tragedia: aparecía un hombre cuyo automóvil había tenido un desperfecto. Era Michel. Entonces el violador y asesino subía a la camioneta de Monique con la excusa de alcanzarlo hasta una estación de servcicio, pero Monique conducía hasta un lugar apartado y allí Michel violaba a la joven de turno y luego la mataba.
Las víctimas del ogro de las Ardenas
La primera víctima fue Isabelle Leville, engañada y atacada el 11 de diciembre den 1987 en Auxerre, cuando se dirigía a su casa (el cuerpo mutilado de Isabelle sería descubierto recién en 2006). La pareja utilizó esta trampa de la mujer perdida y del hombre en el camino con su coche averiado durante 15 años, tanto en Francia como en la frontera con Bélgica.
Ya en 1988, hallaron el cadáver de Fabienne Leroy, de 20 años. Había sido violada y muerta de un disparo en el pecho. En marzo de 1989, Michel mató a dos chicas más: Jeanne-Marie Desramault, estudiante francesa de 22 años, y a Elisabeth Brichet, una niña belga de 12 años. Ambos cuerpos fueron enterrados en bosques. En noviembre de 1990, “El Ogro de las Ardenas” mató a una chica francesa, Natacha Danais, de 13 años, cuyo cuerpo fue arrojado posteriormente a una playa.
Ese mismo año, la pareja de asesinos se hizo millonaria. Le robó el botín a una banda de asaltantes de bancos integrada, entre otros, por Farida Hellegouarch. Antes de asesinarla, le sacaron información sobre el escondite del dinero recaudado en los robos. Con esa plata, el matrimonio compró un enorme castillo del siglo XVIII en la región francesa de las Ardenas, cerca de la frontera con Bélgica. La nueva residencia les ofrecía a Michel y Monique mayor privacidad para cometer sus crímenes: utilizaron los bosques cercanos como cementerio para deshacerse de los cadáveres de víctimas como Céline Saison, de 18 años, asesinada en 2000, y Manyana Thumpong, también de 18 años, enterrada en el 2001.
Michel Fourniret atacó a chicas de 9 a 30 años. Luego del abuso, las liquidaba mediante estrangulación, apuñalamiento o disparos de arma de fuego.
La última víctima del ogro de las Ardenas
La última víctima, una niña de 13 años a la que secuestraron en junio de 2003 en la ciudad fronteriza belga de Ciney, se llama Marie-Ascension. Su captura fue el principio del fin para “el ogro de las Ardenas”. Marie pudo librarse de las ataduras de pies y manos, saltó de la camioneta, se escondió y luego buscó ayuda. Un automovilista la ayudó y la llevó hasta la comisaría. La chica describió al matrimonio y dio la matrícula de la camioneta. Enseguida la Policía supo el domicilio de la pareja. Monique y Michel fueron finalmente detenidos.
Durante el primer interrogatorio, Michel negó todos los delitos que le imputaban. Sin embargo, durante el registro de su camioneta se localizaron cabellos de Marie-Ascension. La Policía creía que el interrogatorio de Monique sería más fructífero y no se equivocaron; estaban convencidos que si la presionaban mostrándole las pruebas halladas en la camioneta, ella lo delataría. No se equivocaron. La enfermera lo confesó absolutamente todo, con detalle de los secuestros y asesinatos perpetrados en los últimos quince años y los lugares donde habían enterrado a un total de once víctimas.
En cuanto la policía informó a Michel de que su esposa había confesado todos los casos, el asesino se derrumbó y empezó a cooperar para localizar los cadáveres de las chicas.
El juicio
Cinco años más tarde, se inició el proceso judicial contra el matrimonio. El juicio duró del 27 de marzo de 2008 al 28 de mayo de 2008. El principal acusado, Michel Fourniret, estremeció a la Corte de Assize, en Charleville-Mézières, cuando relató pormenores de algunos de los crímenes. Según su declaración, necesitaba buscar una virgen al menos dos veces al año.
El tribunal condenó al “Ogro de las Ardenas” a prisión perpetua, sin posibilidad de reducción de pena, por ser culpable de siete asesinatos. Monique recibió también una condena a perpetua pero con la posibilidad de pedir la libertad a los 28 años de encierro.
Trece años después de ser condenado, Michel, con una salud muy deteriorada, comunicó que quería confesar más crímenes. En 2016, contó que había matado a la profesora británica Joanna Parrish, de 20 años, a la que violó y estranguló. Indicó la ubicación exacta del cuerpo: estaba enterrado a la vera de un río cerca de la ciudad de Auxerre, en la región de Borgoña.
Leé también: Robo de armas y magnicidio frustrado: Mary y Lynette, las chicas menos célebres del clan Manson
En 2018, el pederasta confesó dos asesinatos más y, en 2020, luego de divorciarse de Monique, admitió haber secuestrado y asesinado a Estelle Mouzin, de 9 años, que figuraba en los registros policiales como desaparecida cerca de París en 2003. Pese a la confesión del asesinato de Estelle, el asesino en serie jamás dio el lugar exacto donde enterró a la nena.
“El ogro de las Ardenas” murió en el hospital de La Pitié-Salpêtrière de París el 10 de mayo de 2021, a los 79 años. Tenía problemas cardíacos y alzheimer.