Luego de una deliberación de más de 8 horas, un jurado popular, integrado por 12 personas, condenó a los cuatro policías imputados por la Masacre de Monte ocurrida en 2019, en la que murieron Aníbal Suárez, Danilo Sansone, Camila López y Gonzalo Domínguez.
Rubén Alberto García y Leandro Ecilape recibieron cadena perpetua por el delito de “homicidio agravado por el abuso de la función o cargo policial, y por ser cometido mediante arma de fuego”.
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Por su parte, los efectivos Manuel Monreal y Mariano Ibáñez fueron considerados culpables por mayoría del delito de “tentativa de homicidio agravado por el abuso de la función o cargo policial, y por ser cometido mediante arma de fuego”. Podrían recibir una pena que va de 15 a 20 años de prisión.
Este lunes se llevó a cabo la última audiencia declaratoria y dos de los policías, Manuel Monreal y Mariano Ibáñez, aceptaron dar testimonio frente a la presidenta del Tribunal.
Qué dijeron los policías imputados
“Ese día entró un llamado por un supuesto robo y pedían un móvil para constatar. Pasaron 15 minutos y no teníamos novedades, así que Ibáñez me dijo de ir a revisar la zona. Nos encontramos con el móvil de García y Ecilape en la zona de Costanera y nos pidieron apoyo para identificar un vehículo. Dimos la vuelta en U, divisamos un auto que aceleró muy fuerte y se dio a la fuga”, arrancó su relato Monreal.
Después, dijo que se bajó del patrullero, guardó el arma y dio la voz de alto: “No sé si me escucharon. El Fiat 147, haciendo caso omiso a mi alerta, me quiso matar. Intenté tirarme para atrás y efectué dos disparos hacia las ruedas. Jamás quise lastimar a alguien y lamento lo que pasó”.
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Ante esto, el oficial manifestó que tras el choque del auto quedó “en shock” y “muy consternado”. “No me quedaban más elementos que disparar. Fue la decisión que tomé. Quise inhabilitar una rueda. Se le dio la voz de alto y no hizo caso. Ahora sé que el proyectil mío lo tiene una de las víctimas, creo que es Domínguez”, sostuvo.
Luego, tomó la palabra Ibáñez -quien manejaba el patrullero- y narró cómo sucedió el trágico hecho.
“Escuché a un ayudante de guardia que pidió un móvil. Fuimos con Monreal de acompañante y la oficial Bianco en la parte de atrás. Iba manejando en dirección para la Costanera y, cuando me pidieron apoyo, vi que venía el Fiat. Puse el móvil mirando para Ruta 3 e hice un cerrojo policial que me enseñaron en la escuela de Policía para cortar la vía de escape”, destacó.
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Al igual que Monreal, Ibáñez también tuvo un testimonio similar: “Los cruzamos y se dieron a la fuga con el auto. Cuando venían hacia mí, frené y vi que estaban a 50 metros. Se bajó Monreal, los quiso detener y vi que nos querían chocar. Atiné a atajarme, pensé que me iba a chocar a mí”.
Además, remarcó que nunca se bajó del móvil policíal: “Mi trabajo fue hacer un cerrojo y nada más. No vi a Monreal disparar. Escuché cuatro explosiones, en ese momento tenía mucho cagazo. Vi que levantó la mano, pero no si había sacado el arma”.
Cómo fue la Masacre de Monte
En la madrugada del 20 de mayo de 2019, el grupo de amigos estaba paseando en auto por San Miguel del Monte. El plan era dar unas vueltas por el barrio, pero lo que iba a ser una salida placentera, pronto se convirtió en una pesadilla.
En un momento de la noche, comenzaron a ser perseguidos sin motivos por dos patrulleros de la Policía Bonaerense, que intentaron detenerlos a los disparos.
Uno de los tiros impactó en el muslo de Gonzalo Domínguez (14) y, en medio de esa situación crítica, el Fiat 147 conducido por Aníbal Suárez (22) chocó de frente contra el acoplado de un camión que estaba estacionado en un costado de la ruta.
Todos los jóvenes murieron en el acto, excepto Rocío Quagliariello, que en aquel momento tenía 13 años y hoy tiene 17.
