Tras una rigurosa y extensa investigación, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) logró desbaratar una banda que se dedicaba a la trata de personas en Tucumán. En los múltiples allanamientos realizados en las últimas horas, rescataron a siete mujeres que eran sometidas a la explotación sexual.
El líder de la organización coordinaba todo desde la Unidad Penitenciaria N°10 de Villa Urquiza a través del celular. Se trata de Walter Ayala, condenado a 12 años de prisión por el mismo delito. Tras el operativo que se llevó adelante gracias a la ayuda de un agente revelador, el hombre fue trasladado a otra unidad y se encuentra incomunicado.
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Pero Ayala no actuaba solo: operaba junto a su pareja, Alejandra Beatriz Galván, que había sido condenada a 5 años de prisión por trata de personas y recuperó su libertad luego de cumplir la pena. También estaba involucrada otra mujer, cuya identidad no trascendió, que se encargaba de controlar los pagos y el contacto con los “clientes”. Ambas fueron detenidas en cárceles separadas.
La investigación nació en 2021 a partir de una denuncia anónima que recibió la Fundación María de Los Ángeles (creada por Susana Trimarco) que, sin demasiado detalles, mencionaba el funcionamiento de prostíbulos en dos departamentos en la ciudad de San Miguel de Tucumán.
“La información que nos llegó decía que seguían manejándose los prostíbulos de Ayala e informamos de inmediato a la policía. Ya no hay prostíbulos en sí mismos, sino que la modalidad es a través de departamentos privados, lo que hace más complicado investigar”, explicó a TN el abogado de la fundación, Carlos Garmendia.
De esta manera, se iniciaron tareas de investigación exhaustivas que verificaron la actividad en dos edificios. “Al principio no teníamos el hilo que los conectaba, no sabíamos si eran de dos proxenetas diferentes o del mismo porque usaban 9 departamentos distintos que iban rotando, lo que dificultaba determinar el lugar exacto de funcionamiento”, sostuvo el representante en Tucumán de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), Daniel Weisemberg.
Sin embargo, resultó clave la participación de un agente revelador que se infiltró y comenzó a recabar información de los proxenetas y el testimonio de una víctima que había participado en la otra causa conocida como “12 de octubre”, por la calle en la que se ubicaba ese prostíbulo y llevada adelante por la fundación.
“A partir de ahí, se profundizó el análisis y se hicieron intervenciones telefónicas que corroboraron lo que veníamos siguiendo. Se pudo identificar los departamentos usados en el momento que queríamos allanar”, detalló Weisemberg.
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Las escuchas conseguidas por el agente posibilitaron dar con la identidad de los responsables: Ayala y Galván, figuritas repetidas en el ámbito. El tema es que el hombre se encontraba detenido, cumpliendo su condena, lo que sorprendió -o no tanto- a la policía.
Ante esta situación, solicitaron armar un operativo en simultáneo en el penal, en el domicilio de la imputada y en los departamentos señalados. “Una vez que se autorizó y preparó el personal en la Unidad, dimos el ok para el resto de los lugares porque había que evitar que descartaran la prueba fundamental: el celular”, precisó.
Finalmente, efectivos de la PSA revisaron la celda de Ayala, secuestraron el teléfono con el que orquestaba todo y lo trasladaron a otra cárcel, donde quedó incomunicado. Esperan que la próxima semana sea indagado.
En tanto, las otras dos detenidas se abstuvieron de declarar. “Los defensores pidieron tiempo para estudiar el caso y les tomarán indagatoria próximamente. La realidad es que hay muchas pruebas, transacciones comerciales entre las personas encargadas y las escuchas”, indicó.
El material secuestrado fue puestos a disposición de la Fiscalía Federal N° 2, a cargo de Agustín Chit, y el Juzgado Federal N°2 de Tucumán, a cargo de Fernando Luis Poviña.
Cómo era la metodología que usaban para captar víctimas
Según detalló Weisemberg, fueron siete las víctimas rescatadas en los allanamientos, aunque aseguró que hay más víctimas en la zona. Además de decomisar más de medio millón de pesos en efectivo, todavía resta peritar los 20 celulares, dispositivos de memoria, pendrives y 26 tarjetas de crédito y débito secuestradas.
¿De qué manera captaban a las víctimas? A través de grupos de trabajo de Facebook. “Había ofrecimientos engañosos. Todos los medios de captación eran virtuales. La mayoría fueron mediante ofertas de recepcionistas por esa red social y también grupos masivos de WhatsApp”, contó. Asimismo, hubo una de las chicas que confirmó que la habían contactado a través de la plataforma Cafecito.
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Las siete quedaron bajo la cobertura del equipo de Asistencia de Víctima de Trata y, según detalló el representante de PROTEX, son todas mujeres mayores de edad, oriundas del interior de Tucumán. “Sabemos que son jóvenes en situación de extrema vulnerabilidad. A partir de la semana que viene se van a conocer más detalles del estado particular de cada una”, indicó.
A su vez, remarcó: “Lo que sucedió en este caso es algo que no sucede usualmente. Allanamos sabiendo quiénes eran varias de las víctimas porque con las billeteras virtuales pudimos obtener datos”.
Liderar una red de trata desde la cárcel
Por tener buena conducta y obtener los dictámenes de talleres, Ayala había accedido a algunos beneficios. “Se le permitió ser alojado en una parte de penal diferencial, separada de los pabellones masivos. Es un lugar medio olvidado por los penitenciarios y ninguno de los presos ahí es problemático hacia adentro, por eso los dejan con bastante libertad y falta de control”, aclaró Weisemberg.
Además, el acusado contaba con un celular provisto por la policía durante la pandemia. “Él se hizo del teléfono y empezó con esto. Tiene todo el conocimiento y mantuvo los contactos hacia las movidas prostibularias”, indicó.
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Ahora, sin celular y con visitas restringidas, Ayala deberá esperar los avances en la causa y la decisión que tomará el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán, que dictó su condena en aquel momento, respecto a su lugar de alojamiento.