Quienes conocían a Gerardo Daniel Spinazzola hablan de un hombre bondadoso y amable, que sufría diabetes y un Parkinson avanzado, y le temía muchísimo a la inseguridad. Por eso había convertido a su casa de Paso del Rey, partido de Moreno, en una fortaleza a la que solo se accedía luego de atravesar varias rejas y cerraduras.
Nada de eso resultó suficiente: el jubilado, de 75 años, fue asesinado en el interior de la casa que levantó tras varias décadas de trabajar como docente. Bomberos que intentaban sofocar las llamas en la vivienda de Pío XII y Martin Luther King divisaron un cadáver en medio de una cortina de humo y polvo. Y la hipótesis sobre una posible tragedia accidental se desvaneció en segundos: Daniel -así lo llamaban amigos y familiares- tenía un cuchillo clavado en la espalda.
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A las 20.30 del jueves 19 de enero, el personal auxiliar que arribó al lugar en dos dotaciones pudo ingresar sin inconvenientes por el garaje, que no tenía llave. Además, la puerta del fondo estaba abierta.
La investigación, a cargo de la UFI N°3 de Moreno, nació entonces con tres indicios potentes: el dueño de casa no solo había sido víctima de un crimen, sino que conocía al asesino. Y el incendio -intencional- perseguía el objetivo de borrar pruebas.
“Estaba muy preocupado últimamente”
“Daniel estaba muy preocupado últimamente”, cuenta a TN una amiga que pidió reserva de su nombre. “Por sus problemas de salud, él ya no podía manejarse solo y eso lo afectaba. Por eso, su mejor amigo manejaba todo: el dinero, las cuentas, los trámites, los turnos con el médico. Todo lo hacía este hombre”, detalla.
El amigo de Spinazzola tenía las llaves de la vivienda. Los investigadores, entonces, lo interrogaron y descubrieron que su hija, Elizabeth Natalia Lara (42), se encargaba de cuidarlo todos los días.
Cerca de las 19, un rato antes del incendio, vecinos habían visto un auto Corsa verde estacionado sobre la vereda de la casa, y una mujer de pelo corto que cargaba bolsas en el baúl.
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Los detectives concluyeron que se trataba de Lara, y que las bolsas que la mujer depositaba adentro del auto eran objetos de valor robados de la casa de Spinazzola. la mujer finalmente fue detenida este miércoles en una vivienda en Villa Luro. Se la acusa de homicidio agravado criminis causae y por alevosía en concurso real con robo agravado por el uso de arma blanca.
La hipótesis de la investigación es que la sospechosa amenazó a Spinazzola para que le entregara una suma de 1.800.000 pesos que la víctima escondía en un mueble. Como el jubilado no accedió, lo apuñaló por la espalda e incendió el lugar antes de huir.
La autopsia determinó que el deceso de Spinazzola se produjo por inhalación de monóxido de carbono, pero la herida punzocortante era mortal, según confió una fuente del caso. “No hubiera llegado al hospital”, arriesgó.
Plata quemada
Otro indicio que maneja la fiscalía es que Spinazzola nunca le reveló a su atacante dónde estaba el dinero, a pesar de que -según determinó la autopsia- el jubilado sufrió varios golpes antes de ser asesinado. Los funcionarios del caso llegaron a esa conclusión luego de que en un allanamiento al domicilio se hallara una importante cantidad de billetes quemados.
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El dueño del Corsa verde resultó ser un remisero. Al ver que la noticia comenzaba a circular en los medios, el hombre se presentó espontáneamente en sede judicial y aportó el dato de un domicilio en San Fernando donde había llevado a la sospechosa. Allí detuvieron a María Itatí Morales (41), pareja de Lara, que fue acusada de ser partícipe secundaria del crimen y se negó a declarar.
En cuanto al amigo de la víctima, los investigadores creen que desconocía el plan criminal y su posterior ejecución: voceros de la causa indicaron que él mismo, al ser interrogado, contó que su hija había visitado a Spinazzola durante la mañana. Por ese motivo hasta ahora no fue directamente vinculado con el hecho, aunque forma parte de una de las líneas de investigación.
