Una mujer anciana y su hija con discapacidad fueron rescatadas por la policía local tras permanecer privadas de su libertad durante algunos meses por quien era su cuidadora, en la ciudad de Viedma, Río Negro.
La empleada atendió durante años a la mujer, su esposo y su hija. Cuando el padre de la familia falleció, a principio de este año, la cuidadora se mudó a la casa de las víctimas con sus dos hijos. Uno de ellos llegó a instalar un taller mecánico en el garage.
La situación se había agravado con los meses y la mujer y su hija eran víctimas de distinto tipo de violencia: física, psicológica y económica.
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“La cuidadora mantenía a sus dueñas en un estado de absoluta vulnerabilidad, hacinadas y encerradas gran parte del tiempo en una habitación”, explicaron voceros policiales.
Delito de coacción y amenazas
Las víctimas, no trascendieron sus identidades, se encuentran en buen estado de salud bajo custodia policial a la espera que estén en condiciones psicofísicas de dar su testimonio.
A la acusada, de 50 años, se le dispuso la exclusión del hogar y se le notificó de una causa penal por los delitos continuados de “coacción y amenazas, entre otros”, explicaron fuentes judiciales y policiales.
También se prohibió el acercamiento a menos de 300 metros y el contacto con la mujer y su hija por cualquier vía.
De incumplir -explicaron- cualquiera de las medidas cautelares, la mujer podría afrontar también un proceso penal por desobediencia.
Una denuncia anónima
Una denuncia anónima ante la Defensoría de Pobres y Ausentes de Río Negro permitió la intervención a través de una medida cautelar de protección.
Así, en el término de pocas horas, la Jueza de Familia dispuso las medidas de exclusión y prohibición de acercamiento. El pasado viernes, la cuidadora y sus hijos tuvieron que retirar sus pertenencias del lugar y cerrar definitivamente el taller.
Una comisión de la Policía de Río Negro supervisó que se retiraran y otro equipo quedó custodiando la vivienda y a las dos mujeres.
