Víctima de racismo y de maltratos por parte de sus adinerados jefes, en 1916 el adolescente Alejandro Montes decidió acabar con la vida de ambos usando una cuerda y una espada. El caso conmocionó a Perú y la relevancia fue tal que hasta inspiró canciones de la época.
Cansado de los maltratos, Alejandrino Montes asesinó a sus jefes
El adolescente trabajaba junto a su hermana, Fabiana, para una de las familias más adineradas de Lima, Perú. Ambos habían llegado a la casa de Manuel Germán Ibarra y Eloísa Pérez de Ibarra como trabajadores domésticos. El matrimonio se dedicaba a los negocios mineros.
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Con el tiempo, el chico se cansó de ser víctima de racismo y de los malos tratos que recibía por parte de sus empleadores. Entonces, el sábado 11 de marzo de 1916 tomó una drástica decisión: acabar con la vida de los dos.
Antes de asesinar a Eloísa, le ordenó a su hermana que vaya a dormir. Luego, fue al lugar donde estaba su patrona y la mató con una espada cuando estaba por ingresar al baño.
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La idea era asesinarla por la espalda, pero ella giró y recibió las cuchilladas de frente. En tanto, el señor Ibarra fue encontrado muerto en su vestíbulo. Montes lo mató a golpes.
Después de los crímenes, los Montes escaparon. Los cuerpos de las víctimas fueron encontrados por Ismael Torres, chofer de la familia, y Abelardo Ibarra, hermano y cuñado de los fallecidos.
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Las autoridades fueron alertadas sobre lo ocurrido e iniciaron la búsqueda de los hermanos. En un principio, para los detectives era impensado que ellos pudieran haber cometido los crímenes.
Esto se debía a que no imaginaban que tenían la fuerza suficiente para aniquilar a golpes y puñaladas a dos personas de una contextura mucho mayor a la de ellos. Ante este pensamiento, manejaron la posibilidad de que habían actuado en complicidad con unos delincuentes.
Alejandrino Montes fue capturado y confesó los homicidios
Durante el sepelio del matrimonio, Alejandrino llevó a su hermana a una casa y él intentó alojarse en un hotel. Pero como no tenía el dinero suficiente para pagar el alquiler, se retiró del lugar.
Días después, un inspector capturó al joven mientras estaba deambulando por la calle. De inmediato, lo trasladó a una comisaría cercana, donde confesó los homicidios y reveló los motivos.
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El joven les dijo a los policías que estaba cansado de ser maltratado constantemente por sus patrones y debido a esto decidió asesinarlos.
Los hermanos Montes fueron condenados
Alejandrino y Fabiana fueron condenados a 15 años de prisión, pese a que la chica no tuvo nada que ver con los asesinatos.
Sin embargo, de acuerdo al código penal de la época, debieron imponerles la pena de muerte. Pero el desconocimiento de la verdadera edad del adolescente fue lo que los salvó a ambos.
El joven fue llevado a la cárcel de Guadalupe, donde en la actualidad se encuentra el Palacio de Justicia. En tanto que su hermana terminó en la prisión de mujeres Santo Tomás, lo que ahora es el colegio Mercedes Cabello de Carbonera.
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Las causas que señaló Alejandrino para asesinar a sus patrones evidenciaron un choque entre las clases sociales limeñas de aquel tiempo. Algunos lo veían como un monstruo, mientras que otros lo bautizaron como el “vengador”quechua, ya que dicho lenguaje era el idioma nativo del homicida.
Los homicidios de Montes inspiraron canciones de la época
En 1917, tan solo un año después del asesinato, el dúo Rodríguez-Vargas grabó el vals “Alejandrino Montes”, bajo la autoría de Pedro Arzola.
Otras de las canciones que surgieron con base en el fatídico hecho fueron “Declaración de Montes a Onofroff”, “Entrevista de Alejandrino y su padre” y “La muerte de Alejandrino Montes”.