Los 4500 audios recuperados del celular que Esteban Alvarado había arrojado a las aguas del Embalse Río Tercero, en Córdoba, cuando fue capturado, son la prueba más firme en el juicio en su contra por asociación ilícita y la instigación de un homicidio, entre otros delitos que se están ventilando en el debate.
En los audios aparece la preocupación del jefe narco tras los primeros allanamientos y la posterior planificación de dos hechos cometidos para desviar la investigación: el atentado contra una empleada del Ministerio Público de la Acusación que lo investigaba y una balacera contra el edificio del Centro de Justicia Penal.
Leé también: “Hablás y morís”: testigos protegidos pagan con sus vidas o las de sus familias si declaran
Aunque Alvarado había tomado el recaudo de conversar con los miembros de su organización vía Telegram, en su iPhone 8, los mensajes fueron desencriptados por la empresa Cellebrite, con sede en New York. Un representante de la firma ya declaró en el juicio para explicar el paso a paso de esa prueba clave.
Parte de los audios fueron ventilados en el debate por los fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada, Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, y ponen en evidencia el plan para desviar la investigación del crimen de Lucio Maldonado -que dio origen a la causa- y los posteriores ataques hacia miembros de Los Monos y hacia Rodrigo Ortigala, un examigo y socio que tuvo un romance con su exmujer.
El material que rescataron efectivos de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) se corresponden al período entre noviembre de 2018 -Maldonado fue encontrado ejecutado el 13 de ese mes- y febrero de 2019, cuando logran capturar a Alvarado, hasta ese momento prófugo.
Además, las indicaciones que da el narco coinciden con la declaración de Carlos Argüelles, pieza fundamental en el esquema debido a que, a tal fin y a pedido del narco, preparó un VW Up, envió mensajes y tuvo reuniones con Ortigala y el hermano del prestamista asesinado.
Leé también: “Nadie se muere en Rosario sin que él lo decida”: audios de un testigo asesinado
La reacción de Esteban Alvarado cuando la investigación avanzaba hacia él: “A mí no se me escapa nada”
Alvarado confiaba en su plan, que contó con la ayuda de efectivos policiales como la de Pablo Báncora que pasaba información de los lugares donde se iban a realizar allanamientos y brindaba datos falsos al MPA. Por eso, cuando el cerco comenzó a cerrarse culpó a sus cómplices en una conversación con Facundo “Lapo” Almada.
“Ahora no se puede hacer nada porque juntan toda esta, la Amarok, la agencia de Leandro, vos, los antecedentes tuyos. Juntan todo y cómo salís. No se puede. Y ojalá no salte lo del teléfono tuyo con Mauri porque ahí va a haber mucho más problemas”.
Leé también: “En Rosario hay gente enterrada en pozos”: habla una testigo por declarar contra un narco
“A mí no se me escapó nada Lapo, se le escapó a los boludos estos. Si vos sabes como soy yo”.
Los fiscales creen que Alvarado se refería a todos los elementos que ya estaban en el expediente y, probablemente, a un detalle en particular: el GPS del automóvil Chevrolet Cruze de Maldonado, que los secuestradores llevaron junto a la Kangoo en la que fue raptado.
El vehículo arrojó como evidencia, a través de un sistema de geolocalización satelital, que el día del secuestro estuvo detenido 64 minutos en las coordenadas 33.086868 - 60.737529, que se corresponden a la quinta del paraje “Los Muchachos”, sobre la ruta A-012, en Piñero.
Esa propiedad, donde habrían torturado y ejecutado al prestamista, está a nombre de los hijos menores de Alvarado, con usufructo permanente a favor del jefe narco.
“Todo lo que se secuestró en la investigación está sintetizado en esa declaración de Alvarado: la camioneta Amarok que usaron para arrojar el cuerpo, la agencia de Leandro (Suárez) proveyendo vehículos a la organización. Los antecedentes de Almada son hallados en la camioneta. Y ya advertía el riesgo que corrían si encontraban los teléfonos de Almada y de “Mauri” Laferrara”, indicaron Schiappa Pietra y Edery en la requisitoria.
Laferrara, sindicado como uno de los sicarios más importantes de la banda, también está siendo enjuiciado como el autor del homicidio, por orden del líder. Maldonado recibió tres tiros: dos en la zona lumbar y el tercero en la nuca.
“Ojalá que así como están las cosas y no salte más cosas porque, si llega a saltar más cosas, estamos hasta la p”.
Así, Alvarado reconocía que no tendría salida. En ese momento, elaboró una coartada para desviar la investigación.
El plan de Esteban Alvarado para desviar la investigación hacia Los Monos
“Empezamos de vuelta. Mandale de Tres de Febrero del teléfono y coso del teléfono que vendría a ser de Rodrigo al del perrito. Y ponele eso: ‘Amigo, viene saliendo todo bien, le van a echar toda la culpa al Esteban. Fijate que yo quiero la mía y el Hugo tiene los dos colombianitos. Lo tenemos en Garibaldi o Pueblo Esther’”.
“Primero tranquilizate. Desde la oficina se le manda el mensaje al Chulo diciendo eso dos. Cuándo te diga quién sos, ahí no me salta el Telegram, ahí te llamo ahí nomás. Por más que pregunte, ya está. Mandarle al rato, una hora , que el chulo de zona sur, le mande mensaje a la oficina que va a ser el teléfono que usaste para escribirle. Y ahí arrancamos todos los mensajitos”.
“Y es muy rápido armar todo eso. Yo estoy armando lo de los teléfonos para que quede y se sigan inventando después dentro de dos tres días la fiscalía”
De esta manera, Alvarado se refería a la maniobra por la cual usó teléfonos “espejo” para que su activación involucren a Ortigala y a Leandro “Chulo” Olivera, un hombre de Los Monos que se encontraba prófugo por las balaceras contra inmuebles relacionados a jueces, por las que Ariel “Guille” Cantero fue condenado.
La intención era mostrar como hipótesis que Los Monos habían matado a Maldonado y que le “habían plantado” el cuerpo a él, tal como él mismo intentó hacerlo al descartar el cuerpo frente al City Center, una zona de dominio de la narcobanda, con el cartel: “Con la mafia no se jode”, un mensaje atribuido a los Cantero.
Leé también: La desafiante viuda del líder de Los Monos: foto con L-Gante
En otro audio, en tanto, Alvarado comunicó a sus cómplices que había conseguido un Up similar al que usaba Ortigala. Le dio a Argüelles la tarea de acondicionarlo para que sea idéntico. El objetivo era que sea registrado por cámaras de seguridad cercanas al domicilio de la empleada que sufrió el ataque.
“Dale Turco, vos no me va a creer recién salimos acá con los pibes de Córdoba a comprar un (::) blanco con las llantas con el coso para desarmarlo, para sacarlo y pintarlo y después dejarlo guardado, pero el paragolpe no importa, lo pongo igual ese paragolpe, pinto ese paragolpe ¿no voy a pintar el otro?”.
“Escuchá flaco, uno en cada rodilla”, la indicación de Esteban Alvarado
