Este miércoles, por tercera vez en el juicio que se inició hace una semana, Nicolás Gil Pereg estuvo presente en la audiencia y pronunció sus últimas palabras ante el jurado popular que hoy dará a conocer su veredicto por las muertes de su madre y de su tía, Phirya Saroussy y Lily Pereg, ocurridas en Mendoza en 2019. ”A mí me están culpando a la fuerza”, expresó en su media lengua el israelí, más conocido como el “Hombre gato”.
Gil Pereg escuchó en silencio los alegatos de clausura vigilado por tres policías, cruzado de piernas y semidescalzo, con una de sus sandalias en el piso. A diferencia de las oportunidades anteriores, parecía somnoliento mientras argumentaban la Fiscalía y la querella. No obstante, cuando llegó su posibilidad de dirigirse a la Justicia el hombre se incorporó y, casi arrastrando los pies, se acercó una vez más al atril.
Actualización: El “hombre gato” fue condenado a prisión perpetua por los crímenes de su madre y su tía en Mendoza
“Buscaban la forma para acusarme a mí”, detalló el acusado entre balbuceos y palabras incomprensibles. “Me secuestraron las armas mías en el allanamiento”, agregó. Gil Pereg se mostró particularmente interesado en señalar que “justo un día después” de que lo detuvieran fue que se encontraron los cuerpos de las víctimas, a pesar de que ya se había rastrillado ese lugar anteriormente sin resultados.
“La Fiscalía y la Policía plantaron los cuerpos. Yo no vi nada, no me los quisieron mostrar”, insistió el israelí y se quedó en silencio. En ese momento intervino la jueza Laura Guajardo, quien después de agradecerle su testimonio le pidió que volviera a su asiento. Pero entonces, Gil Pereg la sorprendió con su reacción: quería decir algo más.
Al retomar la palabra, el acusado remarcó: “A mí en ningún momento me hicieron análisis de pólvora en mis manos para saber si había disparado”. Según explicó, aunque le gustaba coleccionarlas ninguna de sus armas había sido disparada en mucho tiempo. En ese sentido, agregó: “Ellos, la Fiscalía y la Policía usaron armas mías para disparar a los cuerpos y metieron los cuerpos”.
El alegato del fiscal: Pereg cometió un “asesinato despiadado”
El fiscal Fernando Guzzo pidió más temprano al jurado popular que dicte un veredicto de culpabilidad para Gil Pereg por los asesinatos de su madre y de su tía. Según su consideración, se trató de un “asesinato despiadado” y el israelí lo cometió con “plena consciencia de la criminalidad de sus actos”.
Para el fiscal, el acusado debe ser condenado por el “homicidio agravado por el vínculo” de su madre y por el homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego de su tía. “Nunca negamos que tiene una enfermedad, que padece una patología” pero “no es inimputable”, destacó Guzzo.
“Si esto fuera una iglesia y no una corte, tendría que decir que ha ocurrido un milagro. Ayer, al declarar durante una hora acá, Gil Pereg se ha curado: hemos logrado que no maúlle, hemos logrado que no defeque, hemos logrado que no orine, hemos logrado que entienda”, expresó el funcionario judicial que, para cerrar, le pidió al jurado que no se dejara “engatuzar”.
La audiencia continuó con el alegato de la querellante Claudia Vélez, representante de la familia de las víctimas, quien, al igual que la fiscalía, pidió que el jurado dicte un veredicto de culpabilidad.
La defensa de Gil Pereg pidió la inimputabilidad del israelí
Por su parte, el defensor Maximiliano Legrand expuso un resumen de los dichos de los peritos que entrevistaron a Pereg y lo consideraron “loco”, “alienado” y con “un trastorno delirante” y en base a ello solicitó que sea declarado no culpable por inimputable o, de ser condenado, lo sea por homicidio atenuado por su condición.
El doble crimen de las hermanas israelíes
De acuerdo con la investigación, en enero de 2019, ambas víctimas habían viajado a Mendoza para visitar al ahora imputado, que vivía en un predio con una casa muy precaria que estaba llena de gatos y algunos perros en estado de abandono.
Las hermanas israelíes fueron vistas con vida por última vez el 12 de ese mes en ese domicilio, ubicado en la calle Roca al 6000 de Guaymallén, y 14 días después la Policía Científica encontró sus cuerpos mutilados y tapados con piedras y tierra en un sector del mismo predio.