El juicio por el femicidio de Fiorella Itatí Aghem llegó a su fin, porque este viernes la justicia condenó a prisión perpetua a su asesino. El acusado, Leopoldo Borovski, de 23 años, era exnovio de la víctima.
El Tribunal penal 1 de Oberá lo encontró responsable del delito de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género”, y le impuso la pena máxima. Saldrá de la cárcel en 2054.
La defensa de Borovski pidió la absolución por el beneficio de la duda. Por su parte, la fiscal Estela Salguero, sostuvo: “es una causa de violencia contra la mujer, que coloca a la mujer en una posición de inferioridad”, sostuvo al fundamentar el encuadre legal del delito que se cometió, bajo la figura del femicidio y el cúmulo de pruebas que lo incriminaban.
La víctima lo había denunció varias veces por violencia de género, e incluso, el joven tenía una orden de restricción desde el 13 de enero de 2019.
La desaparición y el asesinato de Fiorella Itatí Aghem
La chica de 20 años había salido de su casa el 28 de febrero del 2019 y el 4 de marzo la encontraron muerta en una chacra de San Vicente, Misiones.
Fiorella dijo que iba a la casa de una amiga y, al no volver, su mamá la llamó varias veces al celular pero la chica nunca atendió. Ante la sospecha de que algo le había pasado inmediatamente hizo la denuncia policial.
Después de varios rastrillajes encontraron el cuerpo con un cable muy ajustado alrededor del cuello; la cabeza y la cara estaban muy hinchadas por el edema producto de la estrangulación. Además, tenía tres cortes superficiales en el tórax, en la parte inferior del lado izquierdo.
El informe de la autopsia concluyó que la víctima murió por “asfixia por ahorcamiento por estrangulación”. Entre las pruebas que ayudaron a condenar al joven se encontraban manchas de sangre encontradas en su camioneta.
Después de cometer el crimen, Borovski viajó a un encuentro de Jeeps en Brasil y cuando volvió fue detenido. En el juicio sólo declaró por escrito ante el juez de Instrucción. Allí reconoció que la relación amorosa nunca se había interrumpido. “Yo no la maté. Ella era todo para mí”, escribió. y Sostuvo que la dejó esa madrugada a dos cuadras de la casa y se fue a dormir.
Según informó Clarín, apenas escucharon la sentencia, los padres de Fiorella expresaron su alivio. “Se hizo justicia. Ahora por lo menos va a descansar en paz. Yo le prometí que íbamos a luchar para que se haga justicia y cumplimos”, dijo su mamá, Mercedes Pereyra Gómez.
