La policía de Mendoza detuvo a cuatro personas por la salvaje agresión sufrida por el jugador de handball Moisés Agustín “Moncho” Pérez Silva a la salida de una fiesta clandestina en un boliche de Chacras de Coria en la madrugada del lunes 13.
El joven agredido, de 30 años, se encuentra internado en el Hospital Central de Mendoza. Tras permanecer en coma durante un día, despertó el martes pasado y fue trasladado a una sala común, informó Mendoza Post.
El diario Los Andes reportó que los detenidos son una adolescente de 19 años, identificada como M.M.A. y tres jóvenes, G.A.P, de 19, A.R. de 20 y J.M.D., de 28 años. Todos ellos fueron puestos a disposición de la Justicia.
Los operativos se realizaron en el barrio Jardín Brandsen, del departamento Luján de Cuyo. En uno de los procedimientos, se secuestró un automóvil VW Vento que había sido señalado por testigos como el vehículo en el que se trasladaron los sospechosos tras la agresión.
Cómo fue el ataque a Moisés Pérez Silva
Según fuentes policiales, la agresión ocurrió después que la víctima intentó defender a una chica durante la fiesta y eso lo convirtió en el blanco de la patota. Los agresores interceptaron al joven más tarde entre la rotonda de Los Caracoles y el Corredor del Oeste, en Chacras de Coria.
La patota lo atacó a golpes de puño y piedras de gran tamaño. La víctima sufrió fisuras el cráneo, mandíbula y en el pómulo, según la prensa mendocina.
Durante la agresión también resultó dañada la camioneta Toyota Hilux de la víctima.
Por la paliza que recibió, Moisés fue trasladado de urgencia a la guardia del hospital Central mendocino, a donde llegó con fuertes traumatismos en la cabeza y tuvieron que intubarlo para poder estabilizarlo.
Pérez es conocido por ser jugador hándbol y haberse desempeñado como arquero de la Selección Argentina en esa disciplina.
Además, es aficionado a la pesca de mosca y trabaja como comerciante y vendedor de repuestos.
El ataque de los rugbiers
Una fiesta privada de egresados del colegio Mark Twain en un country de la provincia de Córdoba terminó a fines del año pasado siendo escenario de un salvaje ataque en grupo. La víctima tuvo que ser hospitalizada con varias fracturas y heridas en la cara.
“Después de la fiesta que tuvimos en el colegio quisimos seguir en una casa. Un grupo de personas entró autorizada por otra familia que no tenía nada que ver con nosotros”, contó a TN Lautaro, el joven atacado por un grupo al menos cuatro rugbiers. “Les pedimos que se vayan y me empezaron a golpear en toda la cara y en el piso también”, añadió.
De acuerdo a su testimonio, eran cuatro los deportistas que ingresaron al predio a bordo de un Mini Cooper pero fueron dos de ellos, en particular, los que se ensañaron con él. “Cuando me di vuelta uno me pegó una trompada y me rompió el tabique. No podía respirar y quedé a ciegas”, recordó Lautaro, que en ese momento se cayó al piso y aún así otro de los rugbiers le siguió dando patadas.
