La muerte del policía Gabriel Emanuel Mandagaray mientras participaba de un curso de entrenamiento del Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (Coer) conmocionó en el mes de abril a la provincia de Río Negro. Después de tres meses y a pedido de la querella, la Justicia realizó en las últimas horas la reconstrucción de los hechos en Bahía Creek y sumó así inquietantes detalles a la causa vinculados a las prácticas abusivas y denigrantes a las cuales eran sometidos los aspirantes.
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Según replicaron entonces los medios locales, antes de morir la víctima caminó por la playa junto con el grupo de uniformados unos 40 kilómetros desde el Parador El Refugio Perdido hasta la Bahía y una vez allí, el ejercicio consistía en cruzar con un tronco sobre sus hombros por las heladas aguas durante la madrugada.
Mandagaray fue el único que no pudo lograrlo, pero también tuvieron que ser asistidos otros tres aspirantes por cuadros de hipotermia y se abrió una investigación urgente para esclarecer el rol que tuvieron en el trágico desenlace los instructores de la fuerza.
Así, el miércoles 28 de julio pasado, todos los ojos estaban puestos en la playa ubicada a 100 kilómetros de Viedma donde, tanto la familia de Mandagaray como los imputados, participarían de la reconstrucción del hecho y se verían las caras por primera vez desde la muerte del oficial.
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Estaba previsto que la recreación se llevara a cabo en tres etapas de las cuales la tercera era la de mayor impacto, ya que sería cuando un testigo se metiera al agua cargando un tronco tal cual lo había hecho Mandagaray antes de morir. Si bien las condiciones climáticas impidieron concretar esta última parte, la medida fue fundamental para corroborar la acción de los involucrados.
“Trabajamos en la zona donde acampaban y nos mostraron las actividades que llevaron a cabo, donde vimos el ejercicio físico extremo al que fueron sometidos, con la poca alimentación y las pocas horas de sueño que tenían. Además fueron recreando entre otras cosas situaciones de abuso, como cuando un instructor orinó a un cursante, o les hicieron hacer máscaras con excremento, entre otras situaciones”, precisó el abogado querellante Damián Torres en diálogo con el portal Río Negro.
Por otra parte, aunque falta todavía conocer el informe final de la ampliación de la autopsia, además de otros estudios científicos ordenados por los investigadores a fin de esclarecer lo que ocurrió con el oficial, Torres destacó que “es la primera vez que una querella organiza y direcciona una reconstrucción”.
La muerte del joven oficial provocó gran consternación en la familia policial rionegrina ya que es hijo del comisario general Antonio Mandagaray, integrante de la plana mayor de la fuerza; y de la comisario mayor Adriana Fabi, actual jefa de la Unidad Regional VI; mientras que su hermana Verónica es oficial ayudante.
A su vez, reabrió también el debate por las prácticas realizadas durante los entrenamientos policiales. “Por lo que me informaron, había jóvenes que no sabían nadar. Durante 20 años hicimos supervivencia en el río Colorado y jamás tuvimos un incidente, porque se priorizó la integridad física”, dijo Guillermo Leblic, exinstructor de la policía rionegrina al medio local UltimoMomento.