Un hombre fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su exesposa, a quien roció con alcohol y la prendió fuego en una casa del barrio porteño de Villa Soldati en mayo de 2020.
La máxima pena del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 27 recayó sobre Hernán Celestino Lezcano, de 45 años, por el delito de “homicidio agravado por haber sido cometido en perjuicio de una persona con la que mantenía una relación de pareja y por violencia de género”.
El hecho ocurrió un día después de que la víctima, identificada como Gabriela Vanesa Arancibia, de 49 años, había participado de un curso sobre violencia de género.
En su alegato, el fiscal Guillermo Pérez de la Fuente, también había pedido la pena de prisión perpetua al determinar que la mujer quería separarse y Lezcano no, por lo que la atacó “por la disconformidad que tenía con la decisión que ella había adoptado, cosificando a la mujer al prenderle fuego”.
El asesinato y la agonía de Gabriela
El femicidio ocurrió en la medianoche del domingo 31 de mayo en una casa del barrio porteño de Villa Soldati, cuando personal de la comisaría vecinal 8B y de Gendarmería Nacional acudieron a la vivienda de la mujer, a raíz de un llamado al servicio de emergencias 911 por un presunto intento de suicidio.
Un día antes de ser asesinada, la víctima había asistido a un curso sobre violencia de género en medio de la conflictiva separación que atravesaba con Lezcano.
La mujer fue trasladada al hospital Piñero, donde estuvo internada cuatro días hasta que falleció el 4 de junio por las quemaduras de primer y segundo grado que sufrió en el rostro, los brazos y el pecho.
En un primer momento, Arancibia solo pudo decir que se había prendido fuego con “alcohol” y el hombre había dicho que él estaba en el comedor mientras ella se provocó las quemaduras en el baño.
Sin embargo, la jefa de terapia intensiva del Piñero aseguró en el debate que a la mujer “la rociaron cuando estaba sentada”, dado que los muslos también los tenía quemados y si hubiese estado parada se habría prendido fuego las zapatillas y todo el pantalón.
Además, el acusado tenía el brazo derecho “muy quemado” y el legista aseguró que fueron lesiones “propias de una defensa de la víctima porque cuando se quema toma el brazo del agresor”.
Si bien durante el juicio parte del núcleo familiar declaró en defensa de Lezcano, para el TOC 27 “las quemaduras no fueron autoinflingidas, descartando de esta forma la posibilidad de que fuera la propia víctima quien se quitara la vida”.
