Enzo Ramón Aguirre, el joven de 23 años que el viernes encontraron asesinado en el hotel del barrio porteño de Retiro donde vivía, murió de una asfixia mecánica por sofocación con un calzoncillo y una remera que sus asesinos le colocaron adentro de la boca. Así lo reveló en las últimas horas la autopsia del crimen, por el que buscan a dos sospechosos.
La principal hipótesis que investigan apunta a un encuentro sexual que dos hombres habían pactado con la víctima con el fin de robarle. Los sujetos quedaron filmados por cámaras de seguridad y se cree que suelen asaltar a trabajadores sexuales u hombres de la comunidad gay. Incluso, serían los mismos que habían atacado a un conocido de Aguirre días atrás.
En el informe del Cuerpo Médico Forense (CMF) que recibió la fiscal Paula Asaro indicaba que Aguirre tenía obstruidas boca y nariz con un calzoncillo tipo boxer marca “Andros” que fue retirado de la cavidad bucal y una remera azul que estaba firmemente anudada.
Al examinar el cuerpo pudieron establecer que el joven fue asesinado entre las 20 del jueves y las 2 de la madrugada del viernes y que sus asesinos le habían sujetado ambas manos por detrás de la espalda con dos precintos plásticos negros colocados en sus muñecas, que fueron preservados como evidencia.
Los médicos describieron además seis excoriaciones que Aguirre tenía en la frente y son compatibles con estigmas ungueales, es decir, arañazos. También encontraron un golpe en el hombro izquierdo que, según el forense, se produjo por el apoyo o choque contra una superficie dura y roma, informó a Télam una fuente cercana a la causa. Por último, en la parte interna de los labios, se encontraron improntas dentales, es decir, las lesiones que se generan por la compresión de la boca contra los dientes.
Los sospechosos del crimen
Por otra parte, los investigadores determinaron a través de las imágenes registradas por las cámaras de seguridad del hotel en el que vivía la víctima que los sospechosos buscados son un hombre de cabello rubio y otro morocho. En estos videos se ve entrar a ambos sujetos, dirigirse a la habitación de la víctima y después retirarse del lugar.
De hecho, un conocido de Aguirre, al enterarse del crimen, declaró espontáneamente en la fiscalía que días tras a él lo habían asaltado con esa modalidad y que lo amordazaron para robarle, pero que no concretaron el robo porque justo apareció un conocido suyo y los delincuentes escaparon.