“Esta es una noche que recordarán por el resto de sus vidas”, apareció escrito en las pantallas gigantes del escenario del Arena de Buenos Aires, minutos después de que se apagaran las luces, y minutos antes de que Pulp, la legendaria banda inglesa, ícono de aquella recordada movida musical de los noventa conocida como “britpop”, pisara las tablas. Y vaya si estaban en lo cierto. Es que, desde el momento en que Jarvis Cocker (frontman, principal compositor y líder indiscutido de los oriundos de Sheffield), emergió a contraluz de un fondo en el que se proyectaba una imponente luna llena hasta el segundo final del show de dos horas que se vivió este jueves en el mencionado estadio del barrio porteño de Villa Crespo, muchas son las imágenes que, de seguro, quedarán grabadas en la memoria de los cientos de entusiastas espectadores que se hicieron presentes. Imágenes grabadas a fuerza de canciones, por supuesto, de un setlist repleto de clásicos.
La velada comenzó con “I Spy”, perteneciente al disco más popular del grupo, Different Class, lanzado en 1995. Y, tal como ocurre en el tracklist de ese grandísimo álbum, continuó con ese hitazo total que es “Disco 2000″, poniendo a todo el mundo a saltar y levantando la temperatura de inmediato. Ya con el público en la palma de su mano, el siempre carismático y elegante Cocker, de increíble y enérgica performance a lo largo de todo el recital, introdujo una de las perlitas de la noche: “Joyriders”, perteneciente al también emblemático His ‘n’ Hers de 1994 (el disco que los lanzó a la fama). La gran versión en vivo que entregaron de este tema que no tocaban desde 2012 inauguró una de las características que tendría la presentación: un repertorio de clásicos en el que tendrían lugar canciones no tan obvias o esperables, ideal para los más fanáticos de la banda.
Uno de los momentos más emotivos del show vino a continuación, cuando Jarvis le dedicó “Something Changed” a Steve Mackey, el histórico bajista de la banda que falleció a principios de este año, para luego darle lugar a una seguidilla conformada por “Pink Glove”, “Weeds” y “Weeds II (The Origin of the Species)”, una gran versión de “F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E.” (de las mejores del concierto) y “Sorted for E’s & Wizz”.
Y si la noche ya venía muy bien, la recta final del show sería todavía mejor. La oscura “This is Hardcore” del álbum homónimo de 1998, fue la encargada de inaugurarla, con un Cocker que arrancaría cantando recostado en un sillón para terminar brindando una de las mejores interpretaciones de la velada. Luego, vinieron la hermosa “Bad Cover Version” (que tampoco tocaban desde 2012), ese temazo con el que abrieron su primera presentación en Argentina once años atrás que es “Do You Remember the First Time?” (de hecho, antes de tocarlo Jarvis le preguntó al público cuántos de los allí presentes habían estrado aquella primera vez en el Luna Park y se sorprendió por la gran canttidad de manos en alto con las que se encontró) y “Babies”. El cierre estuvo a cargo de “Sunrise”, perteneciente a We Love Life de 2001, el último álbum de estudio de la banda hasta el momento, y fue protagonizado por un también imponente sol de amanecer brillando en todo su esplendor en la pantalla gigante del fondo del escenario. Porque si la noche había comenzado con una luna llena, no podía terminar de otra manera.
Sin embargo, y por suerte, faltaba mucho para el final. Porque el grupo no volvió solo para una tanda bises; ¡volvió para tres! La primera de ellas arrancó con una perlita: “Like a Friend”, incluida en el soundtrack de la película Grandes Esperanzas (Great Expectations, 1998). Siguió con un temazo: “Underwear”. Y culminó con EL temazo. El clásico de clásicos. La mejor canción de Pulp y la más representativa (según una encuesta realizada por la BBC Radio en 2014) del “britpop”. “Common People” sonó, y, por supuesto, el Arena explotó.
Para la segunda tanda de bises, inesperada para muchos, Jarvis le preguntó a la audiencia si podían tocar una canción nueva, una que solo, hasta el momento, habían interpretado una vez en vivo. Y tras la aprobación de la gente la banda se despachó con su flamante y muy buena composición, “Background Noise”, una balada con el ADN Pulp que no desentonaría en sus discos anteriores. Después, llegó el turno de otra gema: “Razzmatazz”, un temazo festejadísimo por unos cuantos, pero, evidentemente, no tan conocido por una gran parte del público. Por último, “Glory Days” cerró el segmento -ilustrado con un emotivo video con imágenes de todos los integrantes del grupo en sus años de juventud- con el que la banda volvió a despedirse, visiblemente feliz por la respuesta que recibieron durante las dos horas que dieron de concierto.
Pero cuando la mayoría ya estaba enfilando para la salida, Jarvis y los suyos volvieron sorpresivamente al escenario para un tema más, dedicado a su enamorado público argentino: “Mis-Shapes”, también del gran Different Class. Y entonces sí, adiós. Hasta siempre, Pulp. Fueron, son y serán una gran banda de rock. Por eso, y por este show que les regalaron a sus fieles seguidores de esta parte del mundo, ojalá solo sea un hasta la próxima.