Miranda! llegó a ese momento de su carrera donde puede empezar a despedirse de sus primeros éxitos para darle paso a los nuevos estribillos pop. Es que después de 20 años, la banda decidió guardar en el placard Es Mentira (2002) y Sin restricciones (2005), los discos que los metieron, poco a poco, en el inconsciente musical argentino de la década del 2000.
En la oscuridad del Luna Park, quienes los siguieron desde la primera hora hasta los que se sumaron en el camino se emocionaron con el despliegue teatral al que los acostumbró Miranda! Primero, un telón blanco donde se proyectó un video retro de Ale Sergi y Juliana Gattas a puro rasgueo de un popurrí de canciones. Cuando el velo se corrió, la banda explotó con una puesta que reflejó la estética de Bailarina (primer corte de difusión de Es Mentira) Romix e Imán, incluidos en ese iniciático álbum de estudio de la banda que despertó la curiosidad de muchos que se preguntaron: ¿quiénes son estos? 20 años después esa pregunta quedó respondida.
De punta en blanco –al igual que el sonido- la dupla desplegó su histrionismo y contagió la diversión de cada hit. Hubo tiempo para la melancolía de Uno los dos. “El CD que habíamos compilado para hacer el amor”, cantaba Sergi, a la vez que movía la mano dando a entender que el formato de grabación había quedado un poco viejo.
Mientras tanto, volaban las banderas que ambos atrapaban y mostraban: los seguidores se acercaron desde distintos puntos, desde Junín a Santiago de Chile, para hacer que la fiesta trascendiera fronteras.
Estuvieron la incorrección política de El Profe (¿hoy es posible una letra así?), Juliana con el pañuelo verde cubriéndole la cara y también una seguidilla a puro saltito, iniciada con Otra Vez y coronada con Don (la del solo, “es la guitarra de… ¡Lolo!”, gritó el público), cuyo video de enfermeras sexys se volvió un clásico de la década pasada y que terminó de ubicar a Miranda! en el radar de las radios argentinas.
El Luna Park se fue a negro y diez minutos después, con trajes color ¿uva? la banda regresó para redoblar la apuesta con una dosis extra de energía. “¡Quiero ver quién salta más alto!”, desafió Sergi y todos obedecieron, entre rayos láser verdes, al ritmo de Ya lo sabía, Perfecta y Prisionero. Al final, un saludo con aplausos para despedir dos discos geniales que, hasta nuevo aviso, no volverán a ser tocados en vivo.