“Hace cuatro décadas, este álbum empezó a cambiar nuestras vidas gracias a ustedes”, describieron Curt Smith y Roland Orzabal, integrantes de Tears For Fears, sobre los 40 años de la salida de su segundo disco, Songs From The Big Chair”. Un trabajo que puso a la banda británica en lo más alto de las listas de éxitos.
“Shout” y “Everybody Wants to Rule the World”, dos de los cortes de difusión que tuvo el álbum, se convirtieron en clásicos que siguen sonando en las radios y en las playlists. “Tenemos muchas cosas planeadas para celebrar a lo largo de todo este año. Arrancamos con la salida de este disco, por primera vez desde 1985, por primera vez en casete de color azul”, agregaron los músicos en el posteo de Instagram.
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Los primeros años de Tears For Fears
El grupo se formó en 1981 y tomó el nombre de un capítulo del libro de psicoterapia “Prisoners of Pain” (“Prisioneros del dolor”) del psicólogo estadounidense Arthur Janov. Curt Smith y Roland Orzabal se conocieron de adolescentes y sus primeros pasos fueron dentro del ska, un estilo que sonaba muy fuerte a fines de los ‘70 en Inglaterra gracias a la salida de bandas como The Specials, Madness, The Selecter o The English Beat. Graduate fue la primera experiencia grupal, aunque no tuvieron éxito, se presentaron en distintos programas de televisión. En 1980, Graduate sacó el disco Acting My Age, y un sencillo “Elvis Should Play Ska”.
Ya en 1982, Smith y Orzabal cambiaron de proyecto y de estilo. Del “revival ska” de la primera etapa se influenciaron por la new wave de aquellos días. Se sumaron a sonidos de grupos como Duran Duran y Human League. El debut fue con The Hurting, con temas como “Change”, “Mad World”, “Pale Shelter” y el que le dio nombre a la placa, que tuvieron buena repercusión por parte del público y de la prensa especializada. Guitarras y sintetizadores fueron fundamentales para el esquema sonoro.
El éxito mundial de “Songs From The Big Chair”
Tears For Fears terminó en 1984 una importante gira por Inglaterra y se metió rápidamente en el estudio para darle vida a las nuevas canciones. “Shout” fue una de las primeras canciones que aparecieron, logrando aceptación y marcando el camino para el segundo disco Songs From The Big Chair, un título que salió de la miniserie de 1976 llamada “Sybil”, una historia real basada en una nena que desarrolla múltiples personalidades como resultado de los maltratos recibidos por su madre. Gracias a su sonido revolucionario para el momento, con buenos arreglos y un ritmo machacante entró en la lista del Reino Unido en la segunda posición y se mantuvo en los primeros puestos a lo largo de 12 meses.
“Everybody Wants to Rule the World” (Todos quieren dominar el mundo) fue otra de las canciones que lograron el éxito inmediato. Fue el primer simple de la banda en llegar a lo más alto de las listas de los Estados Unidos. Un tema que puso a Tears For Fears en otro nivel. Su video, al igual que el de “Shout” tuvo mucha rotación en la señal MTV y fue importante para la promoción del trabajo discográfico. “Head Over Heels” y “The Working Hour” fueron otros de los temas destacados de la placa.
“Everybody Wants to Rule the World” casi queda afuera del disco
En 2020, Roland Orzabal contó en una entrevista con Classic Pop que al principio no le gustaba la canción. “Nació de la experiencia de poner un ritmo en la máquina LinnDrum. El problema era que no tenía la letra. Originalmente, se llamaba ‘Everybody Wants To Go To War’ (Todo el mundo quiere ir a la guerra), pero sabía que no funcionaba. A mi esposa Caroline le encantó pero, cuando sos el compositor y no te gusta la letra, la canción muere”.
Luego, el cantante y guitarrista agregó: “Fue nuestro productor Chris Hughes quien defendió a Everybody... Llegó al punto en que, a las 6 de la tarde, al final de cada sesión, nos hacía pasar una hora repasándolo una y otra vez. Ahí es donde se me ocurrió el arreglo de la guitarra y la cambié a la letra y fue entonces cuando pensé: ‘Sí, eso es bueno’”.
También, en dicha nota, Orzabal dijo sobre “Shout” que cuando uno es compositor trata de abrirse para sentir distintas experiencias. “Sos naturalmente más abierto. Recuerdo que tenía un mes libre y componiendo temas con las máquinas. Estaba interesado en Remain In Light de Talking Heads. Era ese ritmo y un sintetizador Prophet. Entré en un estado hipnótico y Shout apareció desde el aire. Fue el punto de inflexión”.