Elvis Presley murió el 16 de agosto de 1977 y las circunstancias de su muerte hasta el día de hoy no son claras. Si bien se realizó una autopsia, la familia decidió mantener los resultados en secretos por 50 años, por lo que no será hasta 2027 que sean de público conocimiento.
Así, a través de los años, diversos médicos, periodistas y personas cercanas hablaron de las condiciones en las que murió El Rey, que estaba atravesando problemas de adicción a medicamentos, opiáceos y también llevando una dieta desordenada y muy alta en grasas y calorías.
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Dan Warlick, el jefe de investigaciones que fue parte de la autopsia, habló de la teoría de que el cantante de rock and roll habría fallecido mientras defecaba. Esto se habría debido a la constipación que sufría desde hacía tiempo.
Además, otras fuentes como el físico Forest Tennant sostienen que el cuerpo del intérprete de “Can’t Help Falling in Love” estaba altamente deteriorado, con varios órganos comprometidos, por lo que su muerte tendría que ver con un debilitamiento general de su sistema.
El aporte de la novia de Elvis Presley
Uno de los aportes fundamentales fue de Ginger Alden, quien tenía 21 años cuando fue pareja de Elvis. En su biografía, Alden habló de las condiciones en que halló al cantante en el baño de su casa en Graceland, Memphis.
Su descripción fue detallista aunque no médica, dado que solo se basa en su recuerdo de la escabrosa escena: “Sus brazos yacían en el suelo, cerca de los lados y las palmas estaban hacia arriba”, explicó sobre el estado del cuerpo.
Además, aportó un dato que puede haber sido fundamental para la investigación del deceso: “Estaba claro que desde el momento en que aterrizó en el suelo, Elvis no se había movido”. Esta condición es la que hizo pensar a los involucrados en la investigación que no se trató de una sobredosis.
A pesar de la situación que estaba presenciando, Alden accionó en el momento y así lo relató: “Giré su cabeza suavemente hacia mí y un hilo de aire salió por su nariz”. Y, sobre el estado del rostro de Elvis, agregó: “La punta de su lengua estaba apretada entre sus dientes y su rostro estaba enrojecida” y finalmente escribió: “Gentilmente, levanté uno de sus párpados. Su ojo estaba fijo y con sangre”.
