"Soy cordobés, me gusta el vino y la joda y lo tomo sin soda porque así pega mas. Soy cordobés y me gustan los bailes y me siento en el aire si tengo que cantar. De la ciudad de las mujeres mas lindas, del fernet, de la birra, madrugadas sin par. Soy cordobés y ando sin documentos porque llevo el acento de Córdoba capital", canta Rodrigo en "Soy cordobés" uno de sus hits que se convirtió en su carta de presentación.
Llevaba la música en la sangre. Desde muy chico, Rodrigo Alejandro Bueno, su verdadero nombre, sintió una atracción especial por el escenario. Hijo de Eduardo "Pichín" Bueno, un director artístico de distintas discográficas que fue el responsable de la publicación en el país de discos como Discovery, de Electric Light Orchestra, que traía el hit "Last Train to London" o Off the Wall de Michael Jackson. Su madre Beatriz Olave compuso varios cuartetos para distintas figuras del género cordobés.
A los cuatro años, Rodrigo animaba las fiestas familiares con un micrófono de madera que le había regalado un tío. Se pasaba horas imitando a sus ídolos frente al espejo y soñando con el éxito. A los siete fue a un show de La Mona Jiménez y ya nada fue igual. Ese chico descubrió que su futuro estaba en la música. Una de sus primeras grabaciones fue para la cortina del popular programa de televisión Carozo y Narizota.
Abandonó el colegio en séptimo grado, ante el enojo de sus padres, y se hizo camino en los escenarios. Esa fue en definitiva su escuela. Dejó la mochila en el salón y se fue a una prueba para la banda Manto Negro.
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Después de cinco años sin éxito con el grupo en Córdoba, el padre de Rodrigo sintió que su hijo tenía el talento necesario para ser una estrella como solista. Sintió el deber de acompañarlo en su nueva aventura como mánager. En 1987 llegó a Buenos Aires, con 14 años, y publicó su primer disco La foto de tu cuerpo. Se destacaba con su look: pelo largo y enrulado, remeras y saco. El cantante recorrió el circuito de boliches tropicales de Buenos Aires.
"Lo recuerdo como un chico muy joven, tímido, pero tenía pasta de artista. Su forma de ser tan especial. Se lo veía venir. Estaba muy comprometido con su trabajo. El primer show se hizo en Fantástico Tropical de Once. Subió al escenario y no sabíamos lo que iba a pasar. Fue tremendo lo que pasó. El recital salió genial", le contó a La Viola Jorge Schulze, que por aquellos días era promotor de la discográfica PolyGram.
"Como tú", "Amor, amor naciente", "Sumando tus besos", "No me verás en los bares" fueron algunos de sus primeros temas. Su segundo trabajo fue Aprendiendo a vivir (1989), con el tema "La chica del ascensor", un tema de Ricardo Montaner, donde participó Marixa Balli en el video.
Su tercer álbum fue Completamente Enamorado (1992) que incluyó una versión del éxito de Miguel Mateos con Zas, "Tira para arriba" .También grabó Made in Argentina (1993), que incluyó el tema "Bella María de mi alma". Aunque los primeros discos del artista no tuvieron la respuesta deseada, Rodrigo no bajó los brazos y su temperamento lo llevó a saltar los obstáculos del destino. A mediados de los '90, su nombre comenzó a sonar con fuerza.
Tuvo que sobrellevar un golpe muy duro. Su padre y representante murió en 1993 en sus brazos a los 46 años por un ataque al corazón. Fue antes de un show. Gozalo se transformaría en su nuevo mánager y persona de confianza.
"Nosotros publicamos los tres primeros discos de Rodrigo. No era tan cuartetero. Sacó temas melódicos, con melodías más de salsa o rumba. Después se volcó al cuarteto propiamente dicho y con el disco Rodrigo 2000 la respuesta fue impresionante. Un artista popular que llenó varios Luna Park y fue uno de los pocos que lo hizo en días de semana con funciones agotadas", recordó Schulze.
En 1995 cambió de compañía y grabó Sabroso, que incluyó canciones del estilo salsa y merengue como "De enero a enero". Pero el disco no tuvo mucha difusión y el "Potro" decidió dar otra vez cambiar de sello discográfico.
Al año siguiente salió Lo mejor del amor, que le valió un premio ACE, con temas como "El himno del cucumelo", un cover de la banda Las Manos de Filippi. El éxito seguiría con el trabajo en vivo La leyenda continúa.
La consolidación llegó con Cuarteteando. Con temas como "Ocho cuarenta" o "Y voló, voló", la música del cuartetero se metió en todas las pistas.
Con una carrera vertiginosa, el artista cordobés hizo una gran gira en el verano del 2000. En abril de ese mismo año llenó a lo largo de 13 noches el Luna Park, todo un récord para la época. "Me sorprende que un país cante 'Soy cordobes' y que la gente disfrute de mi provincia. Los shows en el Luna Park fueron espectaculares y cada vez que pasaban los días, ninguno se parecía al otro, con invitados nuevos, y para todas las clases sociales. Era muy importante de pegar de esa forma. También las edades del público, con abuelas y chiquitos disfrutando de esta música tan linda", contó Rodrigo en una entrevista con Susana Giménez.
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Su encuentro con Diego Maradona fue fundamental para el nacimiento de "La mano de Dios". El cantante viajó a Cuba, para juntase con el 10, y compartió varios momentos con el astro. Hasta jugaron un partido de fútbol. "Soy uno de los tantos argentinos que lo idolatra para siempre. Creo que el loco se merece mucho de lo que le debemos", contó a TN.
Por aquellos días, Rodrigo ocupaba las tapas de la revistas y la ciudad estaba repleta de afiches con su imagen. Tenía un look nuevo: mirada desafiante, pelo corto y teñido de azul, jeans, musculosa y botas tejanas. Fue el responsable de hacer fuerte al cuarteto en Buenos Aires.
Rodrigo siempre luchó por hacer triunfar al cuarteto. "No hay ningún tipo de problemas con nadie. No hay que tener una rivalidad. Yo siempre peleo por la música del cuarteto, la música de Córdoba, sea quien sea el que le toque llevarla por el país. Es bueno que esta música que empezó como una fiesta en Córdoba sea también una fiesta en todo el país. Ojalá que dentro de poco llegue a Latinoamérica y el mundo", contó en una entrevista con TN.
Un buen tipo. Querido por su entorno. Muy creativo. Una bestia sobre el escenario. Cada vez que subía se entregaba a su público. El más rockero de los cuarteteros. Se fue joven. Vivió rápido y se sumó al maldito grupo de los 27, al igual que Jimy Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Brian Jones, Kurt Cobain y Amy Winehouse.