Andrés Calamaro es leyenda en vida del rock nacional. Cada álbum y concierto escribe un nuevo capítulo en la música argentina. Hace un año lanzó Cargar la suerte, su álbum décimomil, y la anoche lo presentó en el Buenos Aires Arena ante 16 mil espectadores.
Cargar la suerte llegó con la dicha de varios de sus últimos discos y demostró que el Salmón sigue siendo la misma máquina de canciones que nada tiene que envidiar a otras etapas de su carrera. Los dos Grammy Latino a Mejor Álbum y Canción de Rock; las localidades agotadas en España, Latinoamérica y Argentina; y su impecable voz dieron el visto bueno a su mejor momento.
// Andrés Calamaro agotó todas las entradas para su show en Buenos Aires
Siempre que Andrés toca en su casa es diciembre, es verano y se están terminando las giras y los años. La fecha en la capital cargaba cuatro años de espera y hasta el mismo Calamaro estaba algo aterrado: “Buenos Aires, mañana me cuidan que es una tarde de mucha expectativa para este torero defectuoso”, había escrito el miércoles en sus redes.
Pero el torero que salió al Arena estaba entero. Para empezar tranquilo y al piano entonó “Vietnam”, un tema de 1989, y en segundos calentó la cancha con la poderosa “Alta suciedad”. La primera parte del concierto cantó prolijo, habló poco y mechó temazos de Cargar la suerte como “Verdades afiladas” y “Tránsito lento”, con clásicos subidores como “A los ojos” y “Me arde”.
A mitad del show sorprendió con una pausa y habló cerca de diez minutos. Contó de los miedos que había incubado y se mostró satisfecho y feliz. “Se aprende de las corridas de toros que a mayor expectación, mayor decepción, y yo estaba personalmente esperando este concierto con mucha expectativa y sabiendo que ustedes también la tenían. Buenos Aires es expectativa y es ansiedad, eso sentí yo esta tarde, pero está resultando muy bien”, admitió.
En ese momento, también aprovechó para agradecer a su equipo y presentar como se debe a su banda: Mariano Dominguez, Martin Bruhn, German Wiedemer y Julian Kanevsky. Contó anécdotas de su carrera, hizo chistes y se rió mucho. Bailó, tomó mate y mandó cariños al Piti “que pasará otra Navidad en la cárcel” y a Hebe de Bonafini por su 91° cumpleaños.
// Latin Grammy: Andrés Calamaro, el argentino más nominado
Con el cambio de gobierno en la puerta y como ya tradición de recitales, los cantos de “vamos a volver” se multiplicaron y el Salmón respondió: “Volvemos, es verdad que volvemos, pero nunca nos fuimos”. Siempre atento y con respeto, había aclarado previamente: “No me importa qué pensamiento tienen ni qué película van a ver al cine, nos podemos sentar en la misma mesa con diferentes pensamientos políticos y religión”.
Además de la política, la pelota también estuvo en el aire toda la noche, y el fanático de Independiente tiró guiños para todos. A mitad del show sonó “Diego armando canciones”, el público coreó por Riquelme y en las pantallas aparecieron los retratos del Diez y del Napoleón Marcelo Gallardo.
// Andrés Calamaro desde España: "Yo en Internet puedo ser una chica"
El show duró 25 canciones. El cuidado sonido del estadio marcó un concierto de primerísimo primer nivel y el capitán mantuvo a la tropa en una constante entre pogos frenéticos y coros románticos. Bailar con “Tuyo siempre”, saltar con “El salmón”, llorar con “Crímenes perfectos”, morir con “Paloma” y resucitar con “Flaca” fueron algunas de las consignas de una noche plagada de clásicos pero siempre acotada, porque si algo le queda a Andrelo en su cartuchera son balas y cientos de hits.