Pocos saben lo duro que le resultó a la exitosa actriz y cantante Barbra Streisand, quien cumple 81 años, llegar a ser una estrella de Hollywood. Ni siquiera su propia familia confiaba en ella y su madre le había lanzado una feroz premonición cuando aún era una adolescente: “Con esa nariz nunca vas a ser actriz”, le dijo.
Nació el 24 de abril de 1942 como Barbara Joan Streisand. Criada en el seno de una familia judía de clase media de Brooklyn, Barbra pasó una infancia muy dura. La muerte de su padre, cuando ella tenía apenas 15 meses, sumió a su madre en una situación de pobreza y desamparo.
Leé también: Las mascotas de Barbra Streisand son clones de su perra muerta
Para colmo, tiempo después se casó con un hombre que no fue el mejor padrastro para Streisand: “Me hacía sentir la necesidad de tener a mi padre real por la forma en que me trataba. Un día llegó a negarme un helado porque era fea”, confesó la multifacética artista.
La madre de Barbra Streisand, su peor enemiga
La madre de Barbra fue su principal enemiga cuando ella luchaba para triunfar como actriz y le pedía que la llevara a audiciones. “Me decía que yo era demasiado rara y flaca. Que no era lo suficientemente bella para ser actriz. Que mejor me hiciera mecanógrafa”, revela.
Obstinada como pocas, Barbra desoyó a su madre y años después fue portada de miles de revistas con imágenes tomadas por los consagrados fotógrafos Lawrence Schiller y Steve Shapiro, que habían retratado a figuras de la talla de Marilyn Monroe.
A los 17 años, cuando se recibió de bachiller, decidió irse a Manhattan con el sueño de convertirse en actriz. Como no tenía dólares ni contactos, dormía en los sillones de sus primos y amigos, mientras buscaba el éxito que hasta su propia madre le había vaticinado que no llegaría.
Su primer logro no lo alcanzó con la actuación, sino con la música, porque fue contratada por un bar gay llamado The Lion. Le pagaban lo suficiente para alquilar un pequeño departamento y además podía cenar gratis después de cada show.
Leé también: La relación secreta del príncipe Carlos y Barbra Streisand, entre la admiración y algo más que una amistad
“Con esa nariz nunca vas a ser actriz”: Barbra Streisand soportó todo tipo de críticas
Si bien era consciente de su enorme potencial como cantante, a ella la seguía desvelando triunfar como actriz. Algunos productores le recomendaron que se operase la nariz, a lo que ella se negó rotundamente. “Es parte de mi personalidad y nunca estuve dispuesta a negociarlo”, dijo después Streisand. “El talento es belleza”, fue su lema.
Hasta que le llegó el papel que cambió su vida para siempre. La oportunidad le surgió con Funny girl, una comedia musical sobre la vida de Fanny Brice, la famosa estrella de los Ziegfield Follies (espectáculos estadounidenses de cabaret a la manera del Folies Bergère).
La personalidad y origen de la protagonista se parecían mucho a los de Barbra: ambas eran chicas judías de clase obrera que habían decidido triunfar en el espectáculo a pesar de no ajustarse a los cánones de belleza establecidos. El papel de Fanny requería de una actriz y cantante que pudiera hacer reír y llorar y que tuviera rasgos físicos propios de las jóvenes judías. Esa era Streisand.
Ese papel le permitió ganar un Oscar y a partir de allí, la carrera de Barbra fue meteórica y triunfó como actriz y como cantante. Consolidó su carrera cinematográfica con las posteriores películas Hello Dolly (inspirada en Dolly Parson) y Ha nacido una estrella. Esta última la hizo ganadora de un segundo Oscar como compositora, siendo la primera mujer en hacerlo.
También incursionó en la dirección, con dos películas muy elogiadas: El príncipe de las mareas y El espejo tiene dos caras. En la música es una de las artistas con mayores ventas de la historia y la de más éxito en los Estados Unidos, donde vendió casi 70 millones de discos.
