Alcanza con leer un pequeño resumen de la carrera de Gustavo Santaolalla para darse cuenta de que es un hombre de mundo. El concepto del viaje atraviesa toda su obra, pero también marca su presente. Mientras atiende el llamado de La Viola, está en Kuwait participando de una convención de videojuegos a la que fue invitado en representación de The Last of Us, el éxito de las consolas cuya música original compuso.
El próximo 13 de febrero a las 22 se presentará en el Teatro Colón, en el marco del Festival Únicos y de su gira Desandando el Camino, que está llegando a su final después de dos años de conciertos en todo el mundo, en los que ofreció una revisión de su larga y nutrida carrera.
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Es lógico pensar que después de Kuwait, Santaolalla vendrá directamente a nuestro país. Pero no. Primero pasará por Suiza para conocer el acelerador de partículas, invitado por su tocayo Javier Santaolalla, un astrofísico que conoció hace varios años. “Me super interesa todo ese tema”, dice Gustavo, entusiasmado. “Justo ahora está parado así que voy a poder bajar cien metros y conocerlo”. Entonces sí, ¿lo esperamos en Ezeiza después? No todavía. “De ahí me voy a Los Ángeles, donde tengo una semanita de laburo. Estamos terminando de mezclar el álbum de Bajofondo”.
Este ritmo de vida lleva el compositor, productor e instrumentista a los 67 años. Además, que acaba de lanzar "Life in 12 Bars", el soundtrack del documental biográfico sobre Eric Clapton, que compuso por pedido expreso del legendario guitarrista. “Fue increíble trabajar en eso. Él pidió directamente que yo hiciera la música, y ahí nos conocimos y pegamos la mejor onda. Le conté que crecí escuchando a Cream allá en Ciudad Jardín, y que nunca me imaginaba que un día iba a terminar haciendo eso”.
¿Qué sentís al volver a tocar en el Teatro Colón, donde grabaste parte del disco Raconto?
- En el Colón es donde realmente empezó la gira de “Desandando el Camino”. Conceptualmente, este show sería un “racconto de Raconto”. Es un poco lo que ha pasado en estos dos años desde que empecé con la banda y con la recorrida de mi vida a través de las canciones. Voy a incorporar algunas cosas que se sumaron también en este tiempo, como la canción en homenaje a Jorge González, de Los Prisioneros, que hice el año pasado. A diferencia de aquella vez, en este caso también voy a tener invitados sorpresa.
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A partir de Raconto y de la gira de conciertos, ¿creés que generaste un vínculo más cercano con el público argentino?
- Me dio la posibilidad de mostrarle a la gente algo que era una parte mía importantísima, que son las canciones, y que por distintos motivos muchas de ellas nunca se conocieron. Pensá que tengo cuatro álbumes solistas: dos instrumentales y dos de canciones, y nunca se tocaron en vivo. Nunca tuve una banda donde presentara mi material solista. Era hacer una revisión de mi vida empezando por Arco Iris. Hay todo un tema generacional, también. De pronto, el que escuchaba Arco Iris no conoció Ando Rodando o Santaolalla. O el que escucha The Last Of Us tiene 12 o 14 años. En todos los conciertos que hago, el público es muy heterogéneo.
Este revisionismo nos permitió darnos cuenta de que tu música siempre estuvo un paso adelante en término de innovación. ¿Coincidís?
- Siento que sí. Una de las cosas que me pasó al revisar mi carrera -esto que tiene que ver con la edad, con haber sido abuelo, y otras cosas muy personales- es haberme dado cuenta de que mucha de esa música era atemporal. Algunos temas más tempranos me resultan muy modernos, y vi cosas que me resultaban muy valiosas. Era una pena que no conocieran. Faltaba algo de eso, que la gente conociera lo que hago, lo que hice, y lo que haré. olalla está considerado el primer disco de la modernidad acá en Argentina. Pensá que es anterior a Clics Modernos, a Virus y muchas de esas bandas.
¿Te gustaría hacer más discos en este sentido? Hay facetas tuyas aún desconocidas, como la de Wet Picnic en los ochenta.
- Con Raconto me pasó de crear una veta que me gustaría seguir explorando. Tengo mucho material para mostrar que no se conoce y que tiene las condiciones para sentarse a cualquier mesa; y por qué no, hacer los temas de Wet Picnic. Se armó un grupo de gente muy lindo, para hacer muchas cosas. Mi idea es poder utilizar ese ensamble para hacer nuevos proyectos.
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Este proyecto también demuestra una madurez en tu registro vocal. ¿Cómo lo vivís vos?
- Mis condiciones como cantante han crecido por varios motivos. Primero, por el rango vocal, pero también por lo vivido. Ahora me planto frente a la canción de una manera distinta a la que lo hacía cuando tenía 20, 30 o 40 años. Soy un gran defensor de la experiencia. En el caso de las canciones, y sobre todo de estas, creo que me ha servido mucho.
Repasando tu carrera se puede notar que, a pesar de no vivir en la Argentina, tuviste un contacto muy profundo con la música local y latinoamericana...
- Yo nunca me sentí exiliado. Pensá que ya viviendo en Estados Unidos hice De Ushuaia a la Quiaca, por ejemplo. Hice Café de los Maestros [la película], hice los discos de Divididos, de Bersuit, de La Vela Puerca… y Bajofondo. Eso nunca se perdió. Ahora me gusta escuchar bandas nuevos, como Los Espíritus, Usted Señalemelo, Perras on the Beach, Francisca y Los Exploradores… siempre estoy en contacto con lo que está pasando en la Argentina, donde siempre surgieron grandes valores, sumamente creativos.