Si hay una época que marcó a fuego a nuestra sociedad fue la de los ‘80: una olla a presión que se evaporaba en forma de arte, de canciones y poesías para cambiar el aire rancio por talento y desparpajo.
Don Cornelio y la Zona irrumpió a mediados de esa década y con sólo 5 años de existencia le bastó para dejar marcas como los hits “Ella Vendrá” y “Tazas de Te Chino”. Después de editar dos discos de estudio y uno en vivo, se separaron en 1989 y se volvieron a juntar en 2002 tocando en el casamiento de su baterista y fundador Claudio Fernández y en 2011, cuando Palo Pandolfo los invitó a su show en el Teatro de la Cova. Tristemente se volvieron a ver diez años después, pero sin Palo, o con Palo sentado “en la platea más alta” como dijo el Indio Solari alguna vez.
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La película nació en 2011 gracias a un fanático: Roly Rauwolf, que digitalizó todos los VHS que minuciosamente guardaba el batero Claudio Fernández, pero nunca llegó a materializarla: falleció en 2020.
El proyecto lo continuó su amigo Ricky Piterbarg que se encontró con recitales, ensayos y momentos de intimidad en el que a la banda sólo se le daba por cagarse de risa como el grupo de amigos que eran y que siguen siendo, como se aprecia en el docu.
Esa comunión se palpa cuando entre ellos intercambian anécdotas y son cómplices de a ratos cuando las miradas se funden en la nada, como perdiéndose en los casi 40 años que pasaron desde que empezaron a tocar.
Aparte de Fernández, participan los otros miembros Alejandro Varela y Federico Ghazarossian (Hoy en Acorazado Potemkin) y Fernando Colombo. También hay testimonios de Omar Viola, Karina Cohen, Sandra Entín y fanáticos de la banda.
El ocaso de la banda fue una certeza, pero los días de gloria se debaten entre los fanáticos, entre si el primer disco o el segundo es mejor. Sin embargo, la película va más a fondo con “Patria o Muerte”, de 1988, que tiene un sonido más crudo, más fiel al ADN de Don Cornelio.
Los recitales en el Parakultural y Medio Mundo Varieté eran los fortines de resistencia a una época de oscuridad que había terminado hace años y tienen su protagonismo ganado en buena ley.
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Todo nace, ebulliciona y se acaba…la banda, esa época y las transiciones en silencio que muestra un micrófono que quizás espera a Palo.
“Cenizas y Diamantes” tiene la estética de la época, más allá del archivo, que muestra una década sin mostrarla, la sentís en el aire, te hace vivirla de alguna manera, urgente, como la banda.
Después de proyectarse en el BAFICI, el Cine Cacodelphia la ofrece en su cartelera. A lo que iban a ser las últimas funciones se le agregaron tres: viernes 31 de mayo y 7 y 14 de junio a las 19. Las entradas se consiguen a partir del viernes.
