Tuvo dos adelantos que generaron expectativa y finalmente llegó. Blau presentó su nuevo disco, Supersónico. El proyecto liderado por el compositor, trombonista y productor argentino, Lautaro Schachmann vuelve a la carga con un trabajo que fusiona jazz, electrónica y pop.
En agosto ya habían salido “T1” y “Únicx”. Ahora, se completa toda la foto. De la mano de pasajes introspectivos y cargados de groove, el segundo álbum de Blau apuesta a la música instrumental y la dispara a un nuevo nivel. “Es un disco bailable, psicodélico, que busca posicionarnos dentro de una movida pop bailable. Las voces predominantes son los vientos. Es bastante fiestero. Mucho baile en la oscuridad”, explica Schachmann.
Grabado en los Estudios Sonorámica (Traslasierra, Córdoba) los ocho tracks que componen el álbum hacen quesea difícil de encasillar. Además de la salida del disco, presentan un documental que refleja todo el proceso de su grabación. Filmado en formato de collage y trabajado en conjunto con Ezequiel Sambresqui, este registro audiovisual estará separado en ocho capítulos cuyos nombres surgen de las cartas de Brian Eno y Peter Schmidt, “Estrategias Oblicuas”. El primer capítulo (que también será el videoclip del tema “Spring Dance”) ya está disponible en su canal de Youtube.
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“Los siete capítulos restantes se publicarán en octubre. Tratamos de relatar distintas historias cortas que suceden mientras se graba un disco. No quisimos mostrar las típicas situaciones en un estudio. Todo el tiempo está implícito que grabamos en ese lugar increíble. Mostramos la dinámica de lo que sucedió, que no es algo muy común en nuestro país”, afirma el músico.
Supersónico cuenta con la participación de Mateo Aguilar, Rodrigo Monte, Martín Adler, Shirly Pinsky, Rosa Nolly, Paloma Schachmann, Leo Fucci, Valentino Salami, David Fernández, Jorge Chikiar, Adrián Rivoira y Ezequiel Spinelli. La mezcla y masterización fue realizada por Niko Rizzo en Discos de la Isla, y el arte de tapa estuvo a cargo de Adrián Varela. Este disco es el sucesor de Capricho, que se editó en 2019.
“Las diferencias es que en el primero fue una experimentación hacer canciones. Creo que lo de ahora es mucho más auténtica. En el primer disco había seis canciones con cantantes y en este, salvo una, todas son instrumentales. La diferencia radica un poco en ese groove. Buscar algo más bailable y menos cancionero”, comenta. Y agrega: “Que sea instrumental es un desafío a la hora de pensar en hacerlo masivo. Es más ambicioso. Pero prefiero que sea así, más auténtico, antes que estar forzando otras cosas. Desde la masividad podemos generar una nueva beta, que no está tan explotada”.
