La ciudad de Kerch rindió homenaje este viernes a los 20 muertos de la escuela de Kerch, en Crimea, víctimas de lo que los medios llaman el "Columbine ruso", la peor matanza en un centro educativo en la historia del país y por la que el presidente Vladimir Putin culpó a "la globalización".
"Esto es, a todas vistas, el resultado de la globalización. Por extraño que parezca. Vemos que en las redes sociales se han creado comunidades enteras", dijo Putin durante su intervención en un foro de debate en la ciudad balnearia de Sochi.
Putin recordó que "todo empezó" en EEUU con los ataques armados perpetrados contra escuelas o universidades, en clara alusión a tragedias como la ocurrida en 1999 en la escuela secundaria de Columbine, donde dos jóvenes asesinaron a 12 estudiantes y un profesor.
De hecho, Valdislav Rosliakov, el alumno de 18 años que asesinó a tiros a 15 compañeros y 5 empleados de la escuela y provocó heridas a más de 50, estaba vestido de una manera similar a Eric Harris, uno de los autores de la masacre de Columbine, en lo que podría ser un "homenaje".
Según Putin, algunos jóvenes se dejan guiar por "sucedáneos del heroísmo", lo que lleva a tragedias como la ocurrida el miércoles. "Gente joven psicológicamente inestable crea héroes falsos. Eso significa que todos nosotros, no sólo en Rusia, sino en el mundo en general, reaccionamos mal a las situaciones que se están creando en el mundo", comentó.
El mandatario ruso considera que el mundo adulto no ofrece "un contenido necesario, interesante y útil para los jóvenes".
El miércoles, Rosliakov, que era alumno de cuarto año, llegó al centro de estudios con dos mochilas cargadas de explosivos y armado con una escopeta de repetición.
Según el Comité de Instrucción de Rusia, una vez dentro del centro, el estudiante -en palabras de sus compañeros, un chico tranquilo y retraído- comenzó a disparar contra alumnos y profesores y cuando ya no le quedaba munición detonó una bomba de fabricación casera en el comedor y se quitó la vida en la biblioteca.
"Hubo una explosión en el primer piso y se empezó a caer el techo. Escuchamos una sirena y corrimos hacia el pasillo (...). Afuera había varios estudiantes acostados, inconscientes, otros estaban sentados y gritaban", contó a AFP Viktoria Voïko alumna de esta secundaria.
"Ví mucha gente recostada en los bancos perdiendo sangre. Era horrible", dijo Alexeï Mijailov, un alumno que dice haber perdido varios compañeros en la tragedia.
Los cirujanos tuvieron que amputar varios miembros a las víctimas debido a las heridas causadas por bolillas metálicas incorporadas a la bomba casera que tiró Rosliakov. En algunas víctimas estos trozos de metal destrozó los músculos, declaró la ministra de Salud rusa, Veronika Skvortsova.
El atacante, una víctima de bullying
Los investigadores rusos tratan de establecer las motivaciones de Rosliakov. Según contó su exnovia al canal RT, Rosliakov era víctima de bullying. "Decía que ya no tenía confianza en la gente desde que las personas de su clase comenzaron a humillarlo porque no era como los otros", explicó.
Por esa razón, Rosliakov, "ya no quería vivir" y quería vengarse de esas humillaciones, agregó.
"Teníamos un tema de interés común porque me entreno en tiro al blanco. Lo apasionaba. Le gustaban diferentes tipos de armas", precisó la joven. Rosliakov había obtenido un permiso para portar armas pasando con éxito los test psicológicos, según una fuente de los servicios de seguridad citado por la agencia RIA Novosti.
Según el periódico Kommersant, el joven "creció en una familia bastante pobre": su padre, discapacitado, no vivía con su madre que trabaja en una clínica y es miembro de los Testigos de Jehová, una organización considerada como "extremista" y prohibida en Rusia.
Una ceremonia de adiós, en presencia de las principales autoridades de la península anexionada por Rusia en 2014, se llevó a cabo este viernes por la mañana en la plaza Lenin, en el centro de Kerch. Se instalaron mesas cubiertas con un mantel rojo, frente a la estatua del dirigente soviético, y en cada una de ellas se colocaron las fotografías de las víctimas.
El dirigente de Crimea, Serguei Aksionov, depositó rosas rojas ante cada ataúd, junto a un centenar de alumnos del liceo, entre ellos una chica herida en silla de ruedas.
"La historia reciente de Crimea estará partida en dos: antes y después del 17 de octubre 2018", declaró Aksionov.
