En un improvisado acto de solidaridad, los habitantes y los turistas que visitan París se unieron en oración por Notre Dame en las calles de la capital francesa. Tras el incendio, las autoridades aseguraron que el edificio se salvó de la destrucción por la intervención "rápida" de los bomberos. Mientras empresarios y millonarios prometieron 800 millones de euros para restaurarla, el presidente Emmanuel Macron aseguró que será reconstruida "en cinco años".
Frente al monumento devastado por las llamas, algunos se arrodillaron y unieron sus manos en súplicas silenciosas. Otros cantaron con la mirada fija en un cielo anaranjado repleto de un denso humo. Decenas que se convocaron espontáneamente, cantaron el himno a capela y por momentos, fueron acompañados por dos violines.
El incendio que devoró Notre Dame trajo recuerdos y dolor a visitantes de todo el mundo que soñaban con ver la iglesia, conocida por sus esculturas de gárgolas y su lugar en la historia literaria.
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"La catedral es más que cuatro paredes. Es el símbolo de la Francia católica", dijo Gaetane Schlienger, de 18 años, quien intentó subir a un árbol cerca de la vigilia. "Pero tengo muchos amigos que no son católicos, y también ha sido de gran impacto para ellos", aseguró la chica a la agencia AP. Schlienger dijo que visita Notre Dame casi todas las semanas porque al verla "se siente segura, en paz. Es magnífica".
La catedral también llamó a Quentin Salardaine, un doctor de París de 25 años, mientras las llamas avanzaban iluminando la noche. "Creo que este edificio es símbolo de París, sin importar si eres católico o no. Yo no lo soy", dijo. "Estoy aquí porque no podía quedarme en casa sabiendo que esto estaba sucediendo y que hay gente reunida entonando himnos religiosos".
El lunes por la noche, cientos, e incluso miles de personas se alinearon en los bordes de río Sena alrededor de la pequeña Isla de la Cité, que alberga a la catedral, viendo incrédulos y horrorizados. Las llamas se esparcieron por el techo y la parte posterior de la estructura. La aguja ardió y se desplomó. El jefe de bomberos de París reportó que las cuadrillas tuvieron problemas para contener el incendio, que se extendió hacia el exterior de madera de la iglesia y hacia una de sus distintivas torres. Los chorros de agua de las mangueras azotaron la fachada de Notre Dame.
Incluso después de que los bomberos comenzaron a contener el incendio, desde la cuenca sur aún se podían ver algunas llamas asomándose por donde solía estar el techo. Las luces que pasaban frente a las ventanas delanteras parecían ser de los investigadores.
Afuera de Saint-Julien-el-Pauvre, más personas seguían uniéndose al coro improvisado. Blandine Bouret, de 68 años, dijo que conocía bien el vecindario. Su abuelo tenía una tienda a una calle de la catedral y su padre tenía un negocio cerca de ahí. "Es terrible, es catastrófico. Es el alma de París", dijo Bouret.
Los estadounidenses Lucy Soule y su padre Win, originarios de Maine, se sentían afortunados de haber estado en Notre Dame apenas una hora antes de que comenzara el incendio. Lucy también se sentía "rara". "Lo lamento por las personas mañana, que no podrán verla", añadió su padre.
Una periodista argentina estaba en la catedral cuando empezó el incendio. "Sonó la alarma en plena misa", contó Lucía Salinas.