En las últimas horas tomó gran notoriedad una historia que parece salida de una película de terror. Su protagonistas son Kristine Barnett y su exmarido, Michael Barnett, acusados de haber abandonado en 2013 a su hija adoptiva, Natalia Grace, en un departamento de Lafayette, EEUU, un mes antes de mudarse a Canadá. Ante esta situación, la madre afirmó que la nena era en realidad una psicópata de 22 que había intentado matarla.
// Así funciona la tenebrosa mentalidad de un psicópata
En una entrevista exclusiva concedida a DailyMailTV, Kristine sostuvo que, a diferencia de lo que cree la Justicia, ella y su familia fueron durante años víctimas del amedrentamiento y de las agresiones físicas de Natalia, a quien describió como una mujer de origen ucraniano que esconde su verdadera identidad gracias a una rara forma de enanismo que padece.
"Nos pasó lo mismo que en la película La Huérfana. Nuestra hija adoptiva de 6 años nos amenazaba y hacía dibujos que en los que decía que quería matar a miembros de la familia, enrollarlos en una manta y ponerlos en el patio trasero", aseguró, agregó: "Decía que iba a apuñalarnos mientras dormíamos. En una ocasión, trató de empujarme contra un alambre electrificado".
"Cuando nos dimos cuenta de lo que pasaba, escondimos todos los objetos filosos de la casa. Recuerdo que una vez la vi poniendo lavandina en mi café y le pregunté qué era lo que estaba haciendo. 'Estoy tratando de envenenarte', me respondió", continuó Kristine.
Por otra parte, dijo que los doctores confirmaron que Natalia sufría trastornos psicológicos severos que solo pueden ser diagnosticados en una persona adulta. "Saltaba de autos en movimiento y esparcía sangre por los espejos de la casa. Hacía cosas que un niño jamás haría". expresó.
En la entrevista concedida al citado medio, la mujer cuenta entre lágrimas que trataba a Natialia como si fuese su hija biológica, que se sintió muy feliz al adoptarla en 2010, y que jamás dudó en hacerlo cuando le informaron padecía un trastorno de crecimiento.
"Ella había estado en EEUU solo dos años. Tenía un certificado de nacimiento ucraniano con fecha 4 de septiembre de 2003 y necesitaba encontrar un hogar inmediatamente porque su anterior familia la había abandonado por razones que no fueron reveladas. Entonces nos conmovimos y lo hicimos. No quisimos averiguar nada más", aseguró.
Al recordar los primeros días de la nena en la casa, la mujer describe su comportamiento como "normal". Sin embargo, con el correr del tiempo una serie de conductas comenzaron a enviarle señales de alarma: "Empezó a rechazar los juguetes, a hablar con un vocabulario muy avanzado para su edad y también nos manipulaba a mí y a mi exmarido. Una vez, dándole un baño, también noté que tenía pelo púbico. Eso no es normal en una nena de 6 años. Luego comenzamos a encontrar su ropa manchada con sangre escondida en la basura. Eso nos hizo sospechar que también tenía su período".
Ante esa situación, Kristine llevó a Natalia a hacerse un examen de densidad ósea para establecer cuál era su verdadera edad. Según la mujer, los resultados determinaron que tenía al menos catorce años. Desde ese día, comenzaron las amenazas de muerte y las agresiones físicas hacia ella, su exmarido y sus otros hijos, por lo que decidieron buscar ayuda psicológica.
De acuerdo con la mujer, los expertos del hospital Larue Carter le dijeron durante este período que Natalia confesó haber intentado matar a miembros de la familia y que no sentía ningún remordimiento, sino que le parecía divertido. Además, les habría manifestado que tenía 18 años.
En junio de 2012, los Barnetts solicitaron con éxito al Tribunal Superior del Condado de Marion en Indianápolis, Indiana, que la edad de Natalia fuera "corregida" para que pudiera recibir el tratamiento psiquiátrico apropiado para un adulto. Entonces, el juez Gerald S. Zore aceptó que las acusaciones de la pareja eran "verdaderas" y determinó su fecha de nacimiento el 4 de septiembre de 1989, cambiando su edad de ocho a 22 años.
Ante el peligro que su presencia en la casa representaba para sus otros hijos y dado que ya era considerada por el estado de Indiana como mayor de edad, la mujer decidió alquilarle un departamento en Lafayette e incluso dijo haber intentado ayudarla a encaminar su vida. Sin embargo, afirmó que Natalia dejó de tomar su medicación y que cortó toda comunicación con ella.
"Fue después de eso que decidimos irnos a Canadá y ella llamó a la Policía y nos denunció por abandono", sostuvo Kristine, y agregó:"Todo lo que digo es verdad. Es injusto que ahora nos persiga el mismo estado que años atrás confirmó la correcta edad de nuestra hija".
Como consecuencia de sus actos, la mujer se entregó a las autoridades el 19 de septiembre y obtuvo la libertad tras pagar una fianza de U$S5.500. En tanto, su exesposo, Michael, hizo lo propio un día antes y abonó U$S5.000. Ambos compadecerán por el caso ante el Tribunal Superior de Tippecanoe en Lafayette el 24 de septiembre.