"Hezbollah tiene células activas en Venezuela", aseguró días atrás el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo. "Los iraníes están impactando en las vidas de los venezolanos y de América del Sur. Tenemos una obligación de bajar ese riesgo", agregó.
Pero incluso años antes de las resonantes declaraciones del funcionario estadounidense, mucho se ha dicho sobre la relación entre la milicia devenida también en partido político en el Líbano y sus vinculaciones con el régimen de Maduro. Cabe aclarar que Hezbollah no es la primera organización de este tipo a la que se le atribuyen lazos con el chavismo. También hay múltiples versiones sobre la relación con grupos regionales, como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el Ejército de Liberación Nacional, también conocido como el ELN.
Pero, ¿cuáles son los elementos concretos que probarían la presencia de células de Hezbollah en Venezuela? ¿Cuáles son a su vez los vínculos de estas organizaciones con las redes del crimen organizado en la región? ¿Cómo se tejen los vínculos entre el narcotráfico (u otros grupos delictivos transnacionales) y el terrorismo? En caso de que Maduro deje el poder, ¿podrá un nuevo gobierno erradicar esta presencia en Venezuela? ¿Qué implicancias tiene para toda la región?
Para dar respuesta a algunas de esta preguntas, TN.com.ar conversó con el especialista en financiación del terrorismo y de grupos delictivos y analista de Foundation For The Defense for Democracies, Emmanuele Ottolenghi. Enumera los nombres, los nexos y los hechos que indicarían la presencia activa de Irán y Hezbollah en América latina en Venezuela y describe cómo se despliegan estas redes en el resto de la región.
¿Cuáles son los vínculos concretos y probados de Venezuela con Hezbollah?
Hay contactos a dos niveles. Hay un contacto directo entre Hezbollah y Venezuela y también contactos indirectos, por la relación que existe entre Venezuela y el régimen iraní. Hay dos hombres muy importantes en el régimen de Maduro: el exvicepresidente, Tareck El Aissami, que tiene vínculos muy estrechos con Hezbollah; y hay otro hombre, Ghazi Nasr al-Din, que fue sancionado por el Tesoro estadounidense, como un hombre clave en la cúpula de Maduro que también tiene vínculos con Hezbollah. Fue el hombre encargado de negocios en la embajada venezolana en Damasco ,desde 2006 hasta 2008. Fue responsable de la distribución de pasaportes venezolanos a operativos de Hezbollah y a agentes iraníes también. Hay otro nivel que pasa por representantes de la comunidad libanesa shiíta en Venezuela que están vinculados a Hezbollah o apoyan a la organización manejando tráficos ilícitos. También hay representantes del régimen de Maduro, como el general Makled García que manejaba el tráfico de droga, que es una fuente muy importante de ganancia del régimen, y trabajaban con Hezbollah. Entonces, hay varios niveles de cooperación y de contactos que se dan gracias a una presencia física en Venezuela.
Más allá de los intereses económicos, ¿cuáles son, si los hay, los motivos ideológicos detrás de esta alianza?
Es una pregunta muy importante. Es clave, porque claramente aquí se trata de una convergencia ideológica entre dos movimientos revolucionarios: el bolivariano, en América latina, y la revolución islámica impulsada por Irán, que se ven como aliados naturales. Esta alianza tiene una expresión muy concreta en Caracas, porque la televisión iraní en lengua hispana que propaga el mensaje de la revolución en toda América latina -HispanTV- queda en Caracas. También la televisión bolivariana -TeleSur- comparte estudios y periodistas con HispanTV.
Aquí tienen un ejemplo muy claro donde la visión revolucionaria anti-estadounidense e inspirada en el Islam radical, y la visión revolucionaria anti-estadounidense, inspirada en el bolivarianismo, se encuentran y colaboran en proyectos políticos. Además, Irán estableció centros de difusión de su ideología en toda América latina y el centro de comando de toda esa operación de propaganda está en Caracas. Se llama el Centro de Intercambio Cultural Iraní-Latinoamericano, establecido por la red relacionada a Suhail Assad [Esgardo Ruben Assad], vinculado con el atentado contra la AMIA en Buenos Aires. Desde Caracas, manejan sus actividades en otros países. Y lo pueden hacer porque el régimen de Maduro, y antes de Chávez, ve a los iraníes como aliados ideológicos.
En otras entrevistas te escuché hablar sobre lo que sucede en la Triple Frontera y sobre la mutua utilización o sinergia entre el terrorismo, en este caso, Hezbollah, y el crimen organizado. ¿Cómo funciona esa relación en la Triple Frontera y en Venezuela?
Hay una convergencia de intereses. El crimen organizado necesita apoyo logístico para llevar la droga de América latina a otros mercados más lejanos, como Europa o Medio Oriente, y necesita también una red que pueda regresar el dinero de las ganancias del narcotráfico una vez que sea blanqueado. Hezbollah hace los dos: ayuda a mudar la mercadería, a moverla, y también a blanquear el dinero.
Te puedo dar ejemplos bastante recientes. El primer caso es la llegada a la Triple Frontera de unas dos toneladas de billetes de bolívares venezolanos, que la policía paraguaya logró incautar en la frontera entre Brasil y Paraguay. El dinero no tiene valor porque la inflación venezolana se sabe que es muy alta, pero el papel del dinero es el mismo que se usa para imprimir dólares. En Paraguay y Bolivia hay falsificadores muy conocidos vinculados a Hezbollah. Las dos toneladas llegaban de Venezuela a Paraguay para ser transformadas en dólares falsos. Una vez falsificadas, podrían tener un valor de 2.000 millones de dólares. Otro caso reciente es uno de unos traficantes de droga con pasaporte venezolano capturados en la Triple Frontera. Un tercer caso interesante es el arresto en Asunción del piloto personal de Tareck El Aissami, que se quedaba ahí para conducir negocios. Está claro que se trata de una red regional o continental que apoya a gente que vive en las comunidades libanesas de la zona.
Con este escenario que describís, donde habría lazos demasiado estrechos, demasiado graves, aún con la presión internacional, parece muy difícil que el régimen de Nicolás Maduro deje el poder, porque la garantía de impunidad tendría que ser total...
Claro y por eso, también Hezbollah y el régimen iraní se pronunciaron apoyando abiertamente y explícitamente a Maduro, porque tienen mucho interés en que él pueda quedarse en el poder. Pero yo me pregunto también el presidente Guaidó, en su proyecto de transición democrática, qué podrá hacer para sacar estas redes ilícitas de su país. Cuando un nuevo gobierno venezolano asuma, tendrá en los próximos años desafíos y prioridades mucho más grandes y muy diferentes. Deberían reconstruir el país, la infraestructura, confrontarse con la deuda internacional, con la situación económica. El peligro es que las redes que están muy involucradas y conectadas con las organizaciones criminales de la región podrán continuar operando todavía en Venezuela.
// Detuvieron a Assad Ahmad Barakat en la Triple Frontera, el hombre más buscado de Hezbollah
Esto implica algo para la región, porque indicaría que se afianzan los lazos con organizaciones terroristas. Pero Hezbollah no es la primera a la que se le atribuyen vínculos con el chavismo. También se ha hablado de las FARC, del ELN. ¿Qué podrías decir en relación a estas organizaciones más regionales?
Los vínculos existen. Son conocidos, claros y demostrados. Me imagino que si el régimen de Maduro cae, el nuevo gobierno, con la ayuda de países de la región que están directamente afectados por actividades de organizaciones terroristas como el ELN, irá a tocar este tema como prioridad. El problema con Hezbollah es que sus células están concentradas en tráfico de drogas y lavado de dinero. La prioridad de los gobiernos será golpear a las organizaciones terroristas locales porque presentan una amenaza directa a la seguridad de la ciudadanía y el tema Hezbollah tiene riesgo de devenir en una prioridad secundaria para el nuevo gobierno y sus aliados. Hay que involucrarse y entender que son crímenes que van a financiar el terrorismo en Medio Oriente y además que las células y las redes que operan, sobre todo en la financiación del terrorismo, se pueden activar para conducir operaciones de violencia política, de terrorismo. El caso de la AMIA es un ejemplo claro. Ahí se trató de una base logística, que manejaba dinero, y en el momento en que Irán decidió golpear a la Argentina, esta base logística se activó para ayudar a los operativos del terrorismo: a entrar y salir del país y financiar la operación.
Se habla mucho de los colectivos en Venezuela. Son milicias civiles, armadas, que le rinden lealtad al régimen de Nicolás Maduro. Has dicho en otras entrevistas que fue copiado de Irán. ¿Es realmente un modelo de violencia para-estatal replicado?
Absolutamente, en Irán hay una organización que se llaman los Basij. Son como una organización de defensa pasiva. Son núcleos de ciudadanos entrenados por el Estado que operan en barrios y que no están todo el día de uniforme militar. Son civiles, pero están listos para ser movilizados cuando se necesita. Están vinculados al Estado por una devoción ideológica, pero también por la posibilidad de recibir a cambio beneficios económicos. En Venezuela esto es muy fuerte. La manera de operar también me parece bastante similar porque se trata de civiles que conocen el territorio local, el barrio, la gente. Que pueden identificar a los que son menos leales al régimen, que manejan armas bastante primitivas, pero que pueden hacer el máximo daño a la población civil y que se mueven en medios de transporte. No me sorprendería si el modelo de los colectivos y de las milicias venezolanas fue copiado íntegramente del modelo iraní. Claramente, hay contactos también con la inteligencia cubana, pero creo que en este caso el modelo iraní está más cerca de lo que se ve en Venezuela.
Con la anunciada salida de Estados Unidos de Siria y la afirmación de que Estado Islámico ha sido derrotado, se generó mucha controversia. Me preguntaba también, a propósito de los lazos con organizaciones terroristas transnacionales, si no hay espacio para que encuentre un "refugio" en la región una organización tan virulenta como EI...
La ideología continúa muy fuerte. Creo que el problema más grande con la derrota del Estado Islámico es que todavía hay en la zona un número muy grande de milicianos del EI que son ciudadanos extranjeros, que no son gente local. Ellos van a salir y van a intentar regresar a sus países, muchos de los cuales son de Europa, pero también hay quienes llegaron de América latina. El país que contribuyó a Estado Islámico en el porcentaje más alto es Trinidad y Tobago. En ese país no hay legislación que prohíba la pertenencia a esta organización. Mañana podríamos encontrar mucha gente desmovilizada del Estado Islámico en Medio Oriente que se queda en nuestra región. El peligro es todavía muy grande. Hay que continuar con una presencia fuerte en la región para combatir este fenómeno.