Los aviones pueden aterrizar de emergencia por diversos motivos: desde una falla técnica, un fuerte temporal climático hasta por un problema de salud de algún pasajero. Pero dentro del abanico de opciones que puede suceder en pleno vuelo, también aparecen las inéditas reacciones de algunos viajeros, que no aceptan un "no" como respuesta.
Un escenario de este estilo sucedió el sábado por la noche, en un viaje con destino a Zúrich. Un piloto tuvo que aterrizar de emergencia porque una mujer enfureció cuando se negaron a servirle champagne. Según informó la policía alemana, la aeronave tuvo que hacer una escala no programada en el aeropuerto de Stuttgart, al no poder controlar la situación.
La tripulación detalló que la pasajera, de 44 años, viajaba en clase ejecutiva en un vuelo que provenía de Moscú. Ante la negativa de ofrecer más bebida alcohólica, entró en cólera y reaccionó con violencia contra las azafatas a bordo. En la declaración policial, en donde no se reveló su identidad, las autoridades confirmaron que la escoltó el personal de seguridad para que descendiera del Airbus A320.
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Una vez en suelo alemán, la mujer tuvo que pagar una fianza de cinco mil euros. A pesar del disturbio que generó, la aerolínea aseguró que ninguno de los 43 pasajeros restantes estuvieron en peligro.
Sin embargo, no es la primera vez que un avión tiene que aterrizar de emergencia por una actitud inapropiada de un turista. Hace un mes, una mujer se enteró en pleno vuelo que su marido era infiel y, por su violenta reacción, el piloto decidió hacer una escala técnica en medio del trayecto. La empresa describió que "estaba fuera de sí" y el personal no podía calmarla. Aunque no se tomó ninguna medida policial, toda la familia desembarcó en Indonesia.