Al parecer, la purga que realiza el presidente Recep Tayyip Erdogan tras el intento de golpe de Estado en Turquía se extiende al más allá. El alcalde de Estambul, Kadir Topbas, decidió crear un "cementerio de los traidores" donde sepultarán a 24 soldados insurrectos muertos en la sublevación del 15 de julio que dejó 270 muertos.
Por el momento sólo hay un soldado enterrado en esta parcela rocosa y sin un ápice de sombra: el capitán Mehmet Karabekir, quien mató a una persona durante el golpe y cuya familia no quiso hacerse cargo del funeral. Cerca de su tumba, se cavaron otras tres fosas.
"El cuerpo se trajo en ambulancia. Un puñado de personas lo enterraron y se acabó", contó un testigo a la agencia de noticias AFP.
La dirección de los Asuntos Religiosos, Diyanet, informó que no se oficiarán ceremonias religiosas ni se recitarán oraciones por los militares rebeldes fallecidos. "Los rezos se recitan por la redención de los muertos, pero las personas que cometen estas acciones pisotearon las leyes de todo un país. No merecen oraciones de redención por parte de sus hermanos musulmanes", declaró el organismo.
En este mismo sentido opinó el alcalde de Estambul. "Aquellos que traicionaron a la nación no deben nunca descansar en paz, ni siquiera en su tumba", afirmó.
No osbtante, la Diyanet hizo una excepción con los soldados y los miembros de las fuerzas de seguridad obligados por sus superiores a participar en el intento de derrocamiento del régimen.
La creación del cementerio generó polémica en Turquía. Algunos opinan que cualquier ser humano merece un funeral y remarcaron que los responsables de los tres golpes de Estado desde 1960 siempre fueron enterrados en cementerios comunes.
