La última palabra de Audrey Hepburn quedó en manos de sus hijos. La actriz británica, que saltó a la fama con películas como Sabrina, Desayuno en Tiffany's y Vacaciones en Roma, dejó un testamento guardado bajo siete llaves, tras su muerte en 1993.
Pero 24 años después de su partida, el mayor de sus hijos demandó a una organización que lleva el nombre de su madre, sin su permiso.
Para apoyar su demanda, Sean Hepburn Ferrer tuvo que presentar el documento inédito ante la Justicia. El diario Daily Maily tuvo acceso al escrito y publicó varios fragmentos que señalan que la actriz le cedió a sus dos hijos los derechos sobre su imagen y varias joyas personales.
La Fundación para la Infancia Audrey Hepburn fue creada por los propios herederos de la actriz, el mismo año en que murió. Pero desde 2012, cuando uno de ellos se apartó de la ONG, se vio implicada en diversos problemas legales. Los hijos de la actriz se sentían "desilusionados" hasta tal punto de no querer que el nombre de la artista esté vinculado a ella.
Gracias a la presentación del testamento, los medios locales ventilaron otras cláusulas sobre la herencia de uno de los íconos más emblemáticos del cine. Por ejemplo, la gran mayoría de sus joyas quedaron en manos de sus amigos más cercanos, como Hubert de Ginvenchy, el diseñador francés del que fue musa.
Además, la actriz le dejó un collar de esmeraldas, un broche de zafiros y unos aros de Bulgari al actor Yul Brynner y a su esposa. La lista de piezas que recibió su círculo íntimo menos conocido es extensa: un anillo con solitario de perla, un broche antiguo de diamantes en forma de W y demás accesorios de muy alto valor.
