El presidente brasileño Jair Bolsonaro forma parte de un nutrido grupo de latinoamericanos destacados este miércoles por la Revista Time en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo en el año 2020, junto al cantante colombiano JBalvin, el colectivo feminista chileno LasTesis o la líder indígena ecuatoriana Nemonte Nenquimo.
La revista elabora este prestigioso ránking desde hace casi 20 años y considera que crea una “comunidad de cientos de líderes a lo largo de los años y por todo el mundo, cuyas visiones pueden guiarnos y cuyos logros pueden traernos esperanza”, según indicó el director editorial, Dan Macsai.
En el apartado de “líderes” repite Bolsonaro, de quien se destaca su “escepticismo por la pandemia e indiferencia por el expolio ambiental” pero sobre todo su creciente popularidad, en parte gracias a las ayudas de emergencia que su gobierno extendió a los sectores más pobres de Brasil durante la pandemia.
El 37% de popularidad
La revista hace así hincapié en el 37% de aprobación que el líder ultraderechista obtuvo en una encuesta a fines de agosto, el nivel más alto desde que asumió el cargo el 1 de enero de 2019, mientras que el de rechazo cayó diez puntos, de 44% a 34% .
El dato “también refleja el fervor, casi casi como un culto, que genera entre sus seguidores. Para su base, simplemente no puede hacer nada malo”, sostiene Time.
Entre los 600 reales y el populismo fiscal
Aunque Bolsonaro fue electo con un discurso neoliberal que conquistó a los mercados, con la crisis económica provocada por el coronavirus, el mandatario encontró en la defensa de los desfavorecidos un filón que lo hizo popular incluso en bastiones de izquierda.
A pesar de las acusaciones de corrupción y de que Brasil se convirtió en el segundo país con más muertos (138.000) y el tercero con más casos, y que no hizo otra cosa que minimizar la gravedad de la COVID-19 (de la que se contagió) en las encuestas aparece como el mejor ubicado para las presidenciales de 2022.
El gobierno lanzó en abril un descomunal programa de estímulo que incluyó una ayuda de emergencia de 600 reales mensuales (unos 115 dólares), reducida a la mitad en septiembre.
A esa suma se llegó elevando la apuesta: el ultraliberal ministro de Economía, Paulo Guedes, quería limitarlo a 200 reales, el Congreso lo elevó a 500 y Bolsonaro, magnánimo, lo subió a 600, llevándose los laureles.
Ese subsidio, que junto a la reducción de varios tributos representó un 7,3% del PBI proyectado para 2020, benefició a casi una tercera parte de los 212 millones de brasileños, especialmente a trabajadores informales.
En la paupérrima región nordeste, bastión del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT, del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva), el rechazo cayó de 52% a 35% y la aprobación subió seis puntos, a 33%.
