Uno puede salir del Louvre de París con material para llenar un álbum de fotos a base de selfies frente a La Gioconda. Lo mismo ocurre en el Hermitage de San Petersburgo, la National Gallery de Londres o el Metropolitan de Nueva York. En estos museos, al igual que en los más destacados del mundo, está permitido hacer fotos sin flash en las colecciones permanentes. Solo una pinacoteca de las grandes se resiste a dejar que sus visitantes inmortalicen su visita frente a cuadros como Las meninas, Las hilanderas o El jardín de las delicias. Efectivamente, se trata del Museo del Prado, que este año conmemora sus 200 años. Miguel Zugaza, exdirector del museo, tomó la iniciativa de prohibir las fotografías en el interior de cualquiera de sus salas en 2002 y Miguel Falomir, actual director, ha decidido mantener la postura de su predecesor.
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"La decisión genera cierta polémica. Mucha gente la critica, pero otra mucha lo agradece porque hace la visita mucho más placentera", explicaba Falomir hace unos días en Hoy por Hoy, programa de la cadena SER conducido por Toni Garrido. Al contrario de lo que se pueda pensar, el motivo por el que la pinacoteca tomó una iniciativa contraria a la postura que mantienen el resto de museos internacionales poco tiene que ver con la conservación de los cuadros. "Nuestro principal objetivo es mejorar la experiencia de la visita", explica a ICON la dirección del Prado. "Pararse frente a un cuadro, posar y esperar a que se tome la foto entorpece enormemente. Se generan colas y tumultos, sobre todo en las salas donde se encuentran los cuadros más famosos", apuntan.
Miguel Falomir constató que las fotografías que se disparaban no tenían como protagonista a la obra sino que la prioridad era para la persona que posa con el lienzo detrás. "Esas fotografías no tienen sentido porque no se busca la foto del cuadro sino el check list que demuestre que yo estuve aquí", añade Falomir.
A pesar de que un paseo por las salas del Prado demuestra que esta medida ha disminuido las aglomeraciones (aunque son inevitables en fin de semana y ante obras populares), hay visitantes disconformes. "Es increíble que prohíban sacar fotos y que un guardia de seguridad esté pendiente todo el tiempo de eso. No sé si lo hacen para vender más reproducciones de las obras, pero uno va sin mucho tiempo y lo ideal es llevarse una colección de fotos con sus referencias. Algo que sí pude hacer en el museo Thyssen Bornemisza sin inconveniente alguno", se queja un usuario de TripAdvisor. "La única cosa que no me gustó es que no se pueden tomar fotografías y esto es un punto negativo. He estado visitando varios museos en otras ciudades (Londres, Nueva York, Houston...) y en todos se podían hacer fotos. En fin, lo recomiendo pero no se te ocurra hacer fotos ya que te llamarán la atención", coincide otro usuario de la página web.
Por su parte, la dirección del Museo del Prado afirma que el balance de la prohibición es positivo y que el número de visitas va en aumento. "Es un lujo poder decir que en el Museo del Prado no ves gente de espaldas a las obras, algo que sí ocurre en el resto de pinacotecas", señalan desde la dirección de la institución madrileña.