El humor de los estadounidenses para despedirse del mundo de los vivos suele ser desopilante. Hay tumbas y obituarios célebres. El más famoso es Perdonen que no me levante, escrito por Julius Henry Marx, más conocido como Groucho, pero que jamás fue grabado en su lápida.
Desde antes de las elecciones de noviembre de 2016, algunos ya empezaron a despedirse demostrandole su desagrado al ahora presidente Donald Trump. La última fue Elizabeth "Liz" Smith, una anciana de 87 años que murió el pasado 13 de febrero. En el obituario que dejó escrito, describiendo su vida y sus últimos días, la señora se despachó políticamente: "Liz sonríe ahora, por no estar viva durante la presidencia de Trump".
Probablemente Liz se haya inspirado en alguno de sus predecesores. Robin Porch sobrevivió apenas una semana de presidencia de Trump. Su familia escribió: "Con Trump como presidente, Canadá no estaba lo suficientemente lejos, por lo que se trasladó al cielo"
Wayne Morris murió en Carolina del Norte el 2 de octubre pasado, poco antes de las elecciones presidenciales. Después del cierre habitual del obituario (no traigan flores y hagan una donación al Ejército de salvación), su familia termina con dos pedidos muy espefícicos: tómense una cerveza bien fría y... No voten por Donald Trump.
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Catherine Michelle Hinds murió a los 34 también antes de las elecciones, haciendo el mismo pedido: "En lugar de flores, no vote por Donald Trump".
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A Mary Ann no le gustaban ninguno de los dos candidatos presidenciales, así que prefirió morir antes que decidirse: "Enfrentada a la perspectiva de votar por Donald Trump o Hillary Clinton, Mary Anne Noland de Richmond eligió marchar junto al eterno amor de Dios este domingo, a la edad de 68 años".