Frankielen da Silva tenía 21 años cuando murió para dar a luz a sus gemelas. Los médicos que la asistieron, consideraron que fueron testigos de un milagro; porque, esta joven brasilera, soportó 123 días con muerte cerebral para que sus bebas pudieran nacer.
El trágico fin de esta madre comenzó en octubre pasado. Cuando Muriel Padilha, su esposo, la encontró vomitando y con un fuerte dolor de cabeza en la casa donde vivían. La llevó de urgencia al hospital del área metropolitana de Curitiba, en Paraná . Pero los médicos le dijeron que una hemorragia había causado la muerte cerebral de su mujer. Frankielen estaba en la novena semana de gestación de las gemelas.
Sin perder un instante los médicos la conectaron a un respirador artificial porque, después de diagnosticar que había muero, descubrieron que el corazón de las niñas aún latía. Ese fue el inicio de una angustiante espera porque no había garantías de que las gemelas pudieran nacer.
En estos casos, según publicó el diario Folha Do Sao Paulo, los médicos deben simular artificialmete todas las condiciones de un embarazo normal valiéndose de máquinas y medicamentos. La situación era crítica, sin embargo había esperanza.
A los 123 días una cesárea de emergencia permitiría que Ana Victoria, con 1,4 kilos, y Azaphe, con 1,3 kilogramos nacieran en forma prematura pero con un 70% de posibilidades de sobrevivir. Hasta ese punto las acompaño Frankielen da Silva, su madre, que fue desconectada después del parto. Su familia decidió que sus órganos fueran donados y esa desición permitió que esta joven de 21 años pudiera salvar a otras vidas.
"Frankielen fue una persona muy generosa y amorosa. Creo que Dios la eligió con el propósito de producir un milagro", dijo la mamá de Frankielen, luego de ver nacer a sus nietas.
