Los Obama están retirados de la vida presidencial pero no de la pública. El matrimonio formado por Michelle y Barack Obama sigue despertando expectativa a cada paso que da. No hay más que ver la autobiografía publicada hace un año por la ex primera dama y titulada Becoming, que se convirtió en el libro de memorias más vendido del mundo, con 10 millones de copias despachadas.
Sin embargo, el matrimonio presidencial siempre trató de conservar un pequeño espacio de privacidad para sus hijas, Malia y Sasha, pero sin dejar de aparecer en público con ellas ni esconderlas. Por eso la familia posó junta con motivo de la fiesta de Acción de Gracias, una de las fechas más celebradas en el calendario estadounidense. Los cuatro aparecen en un retrato que fue tomado en mayo, cuando la pequeña de la familia se graduó del instituto.
Abrazados, sonrientes y tomados de la cintura, los cuatro miembros de la familia miran a la cámara en la fotografía que subió Michelle en su cuenta de Instagram para sus casi 35 millones de seguidores. Pero, más que la expareja presidencial, llaman la atención las jóvenes, en especial Sasha, la más chica. La joven cumplió 18 años en junio y resulta casi irreconocible en comparación con aquella nena que corría por los jardines de la Casa Blanca o que cargaba con su mochila llena de libros en el avión presidencial.
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Sasha —cuyo nombre completo es Natasha— posa con un vestido de tirantes negro con una gran abertura en la pierna, pendientes de aro y muy maquillada. Hacía meses que no se la veía en público: a mitad de año estuvo con sus padres en Europa y en Indonesia y los fotógrafos la captaron de lejos. Sus fotos anteriores ya datan de 2017.
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La joven terminó sus estudios de secundaria en Washington en mayo y a principios de septiembre empezó a ir a la universidad de Michigan. Por lo tanto, no tomó el mismo camino de su hermana mayor, que prefirió tomarse un año sabático —algo relativamente habitual en los Estados Unidos— antes de empezar a estudiar en Harvard (el mismo centro en el que sus padres cursaron Derecho), donde acaba de comenzar su tercer año. A Sasha se la pudo ver en el campus de la universidad, en la ciudad de Ann Arbor, que queda a una hora y media de avión de Washington, donde está la casa de la familia. Allí llegó a fines de agosto acompañada de miembros del Servicio Secreto estadounidense, como publicaron varios medios entonces.
La propia Michelle habló en sus memorias sobre cómo vivieron sus hijas la experiencia presidencial de ocho años. "Tuvimos que ser padres creando un refugio de normalidad en un mundo bastante loco y anormal", explicaba hace unos meses en una entrevista con Conan O’Brien, autor del podcast Conan O’Brien needs a friend. Según cuenta, se pasó ocho años repitiéndole a las nenas: "¡Todo está bien! Esto es normal, estarán bien, ustedes solo vayan a la escuela. Están a salvo, ¡no se quejen! Tienen personas que los protegen y comida, ¡no se quejen!".