Es un día negro para Máxima de Holanda y en la residencia real de Villa Eikenhorst, donde hace algunas horas confirmaron la muerte de Inés Zorreguieta, solo cabe el silencio y el dolor. Quizás quien mejor pueda entender la sensación de Máxima sea otra reina: Letizia Ortiz, que hace 11 años perdió a su hermana en circunstancias similares.
La psicóloga Inés Zorreguieta tenía 33 años y trabajaba en el Ministerio de Desarrollo Social. Fue su propia mamá, María del Carmen Cerruti, la que la encontró muerta en su departamento del barrio de Caballito. La propia corona holandesa dejó trascender que se trataría de un suicidio y la reina no quiso ocultar su dolor.
Hoy no habrá visita a un hogar de refugiados ni inauguración de un centro médico. No habrá fotos ni saludos oficiales. Solo habrá espacio para el llanto de Máxima Zorreguieta que, según medios locales, viajaría a la Argentina en las próximas horas.
Las condolencias de las otras casas reales llegaron de inmediato, pero hubo un acercamiento que fue especial: en la otra punta del continente lleva la corona Letizia Ortiz, la protagonista de una historia similar.
El 7 de febrero del 2007 también su hermana menor, Érika Ortiz, murió en su casa de Madrid. Tenía 31 años, era licenciada en Bellas Artes y trabajaba en la productora de televisión Globomedia como directora de arte. En el último tiempo había pedido una licencia por motivos personales y estrés, dicen que tenía depresión.
“Gracias a todas las personas que se han sentido apenadas por la muerte de mi hermana pequeña”, fueron las pocas palabras que la española pudo pronunciar a la prensa ese día lluvioso del 2007. En ese momento, algunos medios españoles dejaron trascender la versión de que la cuñada del rey no había soportado la presión mediática tras la boda de su hermana con Felipe VI y que la reina siempre se había sentido culpable por eso. Un dato que, como tantos otros, solo fue un rumor y en ese punto tampoco aportó nada a la situación. La autopsia reveló que murió por ingestión de pastillas.
Es un día negro para Máxima y sus seres queridos. La relación con la también trágica muerte de la hermana de la otra reina plebeya será inevitable. De hecho, la propia reina de Holanda se había querido llevar más de una vez a "Inesita" a vivir a Europa, pero ella siempre se negó.
Los diarios del mundo recordarán que la emperatriz de España pasó por el dolor que ahora siente la esposa de Guillermo. Algunos leerán la coincidencia como el símbolo de que detrás de la perfección que dibujan las cámaras, los diseños de alta costura, las causas por la paz, las tapas de Vogue y los discursos armados con milimétrica precisión la realeza es de carne y hueso y enfrenta los mismos dolores, impotencias y desconsuelos que el resto de los mortales; en este convulsionado e intenso viaje al que llamamos vida.
