Miles de personas se congregaron este viernes en Washington, cuando se cumplen 57 años del discurso “Tengo un sueño” que pronunció el líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr., y mientras en los Estados Unidos se levantan voces que repudian la brutalidad policial contra los ciudadanos negros y afroamericanos.
Muchos de los asistentes a la protesta tenían puestas remeras negras o barbijos con la frase “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”) y carteles con la imagen de George Floyd, el hombre asesinado en mayo por un policía blanco en Minneapolis.
La manifestación, que estaba prevista desde hace meses, fue bautizada “Sáquennos la rodilla de encima”, en referencia a la muerte de Floyd, que murió asfixiado tras permanecer durante más de ocho minutos con la rodilla de un oficial en el cuello. En el dramático video grabado por un testigo, se escucha al hombre decir varias veces “No puedo respirar”, otro de los lemas que se ve en carteles y tapabocas este viernes.
Tal como sucedió el 28 de agosto de 1963 en la “Marcha en Washington por el trabajo y la libertad”, los manifestantes se dieron cita en el National Mall, frente al Monumento a Lincoln, aunque esta vez para acceder tuvieron que colocarse un tapabocas y pasar por un control de temperatura.
Y al igual que en la marcha en la que intervino Luther King Jr., líderes y activistas se dirigieron al público, varios de ellos de la comunidad latina que intercalaron en sus discursos frases en castellano como “tu lucha es mi lucha” o “Sí se puede”.
La concentración terminó con una marcha hasta el monumento a Martin Luther King Jr, inaugurado por el expresidente Barack Obama en 2011.
El caso Jacob Blake reavivó las protestas raciales en EEUU
Las protestas del movimiento contra el racismo en Estados Unidos habían amainado en las últimas semanas. Sin embargo, la indignación se reavivó el domingo cuando el ciudadano negro Jacob Blake recibió varios tiros a quemarropas y por la espalda, que probablemente lo dejen paralizado, cuando la policía intentó arrestarlo en la ciudad Kenosha, en el estado de Wisconsin. El caso desencadenó hasta un boicot en el mundo del deporte.
Su padre, también llamado Jacob Blake, denunció que está esposado a la cama. “No puede ir a ningún lado. ¿Por qué lo esposan a la cama?”, dijo a medios locales.
Las autoridades identificaron al oficial que abrió fuego contra Blake como Rusten Sheskey. El agente fue suspendido, pero no fue arrestado ni enfrenta cargos.
En las violentas protestas que siguieron, dos personas fueron asesinadas por un joven blanco de 17 años armado con un rifle de asalto. El adolescente fue detenido al día siguiente y acusado de homicidio intencional.
A menos de 10 semanas de las elecciones presidenciales, el gobierno de Trump criticó las protestas, el vicepresidente Mike Pence rechazó las acusaciones de racismo policial sistémico y condenó “la violencia y el caos que envuelve a las ciudades de todo el país”.
