En medio del recrudecimiento de violencia contra periodistas en el mundo, el asesinato de la joven reportera búlgara Victoria Marinova causó indignación internacional. Su asesino fue detenido pocos días después del crimen, contó todo y, tras descartarse que hubiera un móvil relacionado a la profesión de la víctima, fue condenado a 30 años de prisión.
// Detuvieron en Alemania a un sospechoso de violar, robar y asesinar a una periodista
Todo comenzó el 7 de octubre de 2018, cuando el cuerpo de Marinova fue encontrado en un muy concurrido parque junto al río Danubio en Ruse, una ciudad ubicada al norte de Bulgaria. La chica había sido golpeada de manera atroz y violada. Cuando hallaron el cuerpo, el rostro era irreconocible por la ferocidad de los golpes que recibió por lo que tardaron horas en identificarla, según recogió La Vanguardia de medios locales.
El hecho desató la preocupación de integrantes de medios y de la esfera política. En ese sentido, representantes de la Unión Europea expresaron su conmoción y pidieron una investigación urgente para aclarar si el asesinato estaba vinculado a la investigación que la periodista lideraba sobre presuntos fraudes de fondos europeos.
Severin Krasimirov fue detenido en Alemania el 11 de octubre, pocos días después de cometer el crimen y huir a ese país, donde vive su madre.
Después de su extradición a Bulgaria se le realizaron exámenes médicos y psiquiatras que establecieron que era consciente de lo que hizo. El asesino aseguró que la tarde que acabó con la vida de Marinova estaba borracho y había consumido drogas.
"Siento los hechos, pido perdón a los padres de la señora Victoria, quisiera volver atrás en el tiempo" , declaró Krasimirov, de 21 años, ante el tribunal antes de que se dictara la sentencia, según recoge la agencia de noticias BTA citada por EFE.
Presión internacional
El cuerpo de Marinova fue hallado en un parque de Ruse después de que fuera violada y asesinada de forma "brutal y cruel", según lo describió el ministro del Interior, Mladen Marinov.
La periodista era presentadora y directora de TVN, un canal privado local, y su asesinato se produjo después de que el 30 de septiembre dedicase una emisión a la corrupción con fondos europeos, incluido el soborno de empresarios y políticos locales.
El contenido de ese programa hizo temer, en un principio, que la muerte violenta de Marinova se debiera a su trabajo, lo que elevó la presión internacional sobre el Gobierno búlgaro para un rápido esclarecimiento del caso.
La Justicia búlgara descartó que el asesinato tuviera que ver con el trabajo de la periodista.