Única sobreviviente de una familia de Saná diezmada por un bombardeo en 2017, Buthaina Mansur al Rimi se ha convertido tristemente en el símbolo de la guerra de Yemen pero también en una herramienta de propaganda instrumentalizada por las partes en conflicto.
Dieciséis personas en total murieron en este ataque perpetrado, según Amnistía Internacional, con la ayuda de un artefacto explosivo de fabricación estadounidense. No queda nada de la casa familiar en el barrio de Faj Attan.
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Desde entonces, una foto de Buthaina, con el rostro magullado e intentando abrir un ojo con la ayuda de sus dedos, dio la vuelta al mundo. Desde el ataque, la nena fue trasladada en circunstancias poco claras a Riad para recibir cuidados médicos.
Acaba de volver a Saná, donde la pequeña de ocho años dijo a AFP que solo aspira a ir a la escuela para convertirse en médica.
Los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, utilizaron el asalto y la foto de Buthaina para denunciar las pérdidas civiles en bombardeos contra ellos. Esta campaña de los rebeldes provocó reacciones de instancias internacionales y ONG´s, que criticaron los ataques, porque además la coalición liderada por Arabia Saudita admitió haber cometido un "error".
En una entrevista con la AFP, Buthaina y su tío Alí, su tutor legal, recuerdan el ataque que acabó con las vidas de sus padres, de sus cuatro hermanas, de su hermano y de otro tío.
Casa derrumbada
"Estaba en la habitación con mi mamá, mi papá, mis hermanas, mi hermano y mi tío", relata Buthaina. "Cayó el primer misil, y mi padre fue a buscar azúcar para ayudarnos a superar la conmoción, pero cayó el segundo misil y luego el tercero", recuerda. "Después, la casa se derrumbó".
Un mes después, los medios sauditas publicaron una foto de Buthaina en la que se veía que estaba siendo atendida en Riad. Las circunstancias de su llegada en la capital saudita, a través de la ciudad meridional yemení de Adén, siguen siendo un misterio.
Los rebeldes hutíes afirman que fue "secuestrada", con su tío Alí, por la coalición y llevada a Adén, antes de ser transferida a Riad. Los medios sauditas sostienen que fue trasladada, por razones humanitarias, a la capital saudita a petición del gobierno yemení instalado en Adén.
El diario saudita Al Riyadh publicó el 19 de diciembre una foto de la niña volviendo a Saná a bordo de un avión privado.
Al Masirah, un diario de los hutíes, celebró su vuelta afirmando que la menor escapó de las "garras de los sauditas" y que su caso "desenmascara al enemigo a ojos de la humanidad".
"Ella no olvida"
Los dirigente rebeldes se apresuraron a anunciar que Buthaina contará con una casa y un salario. "Quiero ir a la escuela y convertirme en médica", dice a AFP mientras juega con una muñeca al lado de sus primos. La pequeña espera todavía que la promesa de los hutíes se materialice.
"Quiero que pare la guerra [...] que los niños de Yemen vivan en paz", añade bajo la mirada cómplice de su tío.
"Ella no olvida a sus padres. Está triste cuando ve cosas que le recuerdan a sus hermanos y hermanas o cuando escucha las canciones que su padre escuchaba", dice su tío. "Nosotros le decimos que están en el paraíso y que el paraíso es un bello lugar", agrega.
El tío asegura que la considera como su propia hija. "Cuando la casa de mi hermano se derrumbó recé por volver a verle y Buthaina está aquí para que le recuerde".
El regreso de Buthaina a Saná coincidió con el anuncio de un acuerdo negociado por la ONU sobre el intercambio de prisioneros y de detenidos entre los beligerantes.
Este pacto forma parte de un acuerdo de tregua en la ciudad estratégica de Hodeida (oeste), alcanzada como un primer paso para poner fin a una guerra que causó al menos 10.000 muertos y provocó la peor crisis humanitaria en el mundo.
Por Jamil NASSER con Dana MOUKHALLATI en Dubái - AFP