Al escuchar la decisión del jurado que lo declaró culpable por tráfico de drogas, el Chapo Guzmán, exjefe del cartel de Sinaloa, miró a su joven esposa Emma Coronel, madre de sus hijas mellizas de siete años, sonrió levemente como para tranquilizarla y se puso la mano derecha en el corazón.
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Al frente del banquillo del acusado, estaba ella, de 29 años, vestida con pantalones ajustados negros y una chaqueta verde. La mujer le respondió el gesto a su esposo: levantó el pulgar de la mano derecha, se cruzó las manos en el pecho y le mandó un beso antes de que los alguaciles lo retiraran rápidamente de la sala.
Al que ha sido uno de los capos del narcotráfico más famosos del mundo, un jurado de Nueva York lo declaró el martes culpable de todos los cargos tras un juicio descomunal en el cual el gobierno estadounidense presentó demoledoras pruebas.
Tras el juicio de tres meses y 35 horas de deliberaciones a lo largo de seis días, el jurado consideró que Joaquín "Chapo" Guzmán, de 61 años y considerado el mayor narcotraficante del planeta tras la muerte del colombiano Pablo Escobar, es culpable de los 10 delitos de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero de los que fue acusado.
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Los investigadores reunieron muchas pruebas contra él. En el juicio no solo presentaron fotos, videos y escuchas telefónicas sino también a 14 exmiembros del grupo, que luego de firmar acuerdos de colaboración para mejorar su situación procesal contaron detalles del negocio de la cocaína y señalaron al acusado como el líder del cartel de Sinaloa.
La ley estadounidense señala que por la gravedad de los cargos el exjefe del cartel de Sinaloa debe ser sentenciado a cadena perpetua obligatoria. El juez Brian Cogan fijó su sentencia para el 25 de junio, pero la defensa anunció que apelará el veredicto.
