La Justicia española suspendió la imputación de la infanta Cristina de Borbón, la hija mediana del rey Juan Carlos, en el caso de corrupción en el que está envuelto su marido, Iñaki Urdangarin.
Se trata del "caso Nóos", que alude a la investigación sobre el presunto desvío de seis millones de euros de fondos públicos al instituto que lleva ese nombre, que Urdangarin presidió entre 2003 y 2006.
La Audiencia Provincial de las Islas Baleares, ante la que la propia infanta, la fiscalía anticorrupción y la abogacía del Estado habían recurrido la imputación, consideró que de momento no existen indicios suficientes que vinculen a Cristina como cómplice en el caso en el que está imputado su marido.
Sin embargo, la corte deja abierta la posibilidad de que la hija del rey, de 47 años y séptima en la línea de sucesión, pueda ser imputada por un delito contra la hacienda pública y/o de blanqueo de capitales.
De los tres jueces que decidieron, dos se pronunciaron en contra de la imputación de la infanta y uno, a favor.
Cristina se convirtió el 3 de abril en el primer miembro de una monarquía reinante en Europa en ser imputada por la Justicia. La decisión causó un gran revuelo en España, donde la Corona, desde la imputación de Urdangarin a finales de 2011, atraviesa su peor crisis en los 37 años de reinado de Juan Carlos.
El gobierno de Mariano Rajoy expresó a través de su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, su respeto "más absoluto" a la medida
judicial y no quiso entrar en valoraciones.
El conservador Partido Popular (PP) de Rajoy, sin embargo, consideró a través de su vocero, Alfonso Alonso, que la anulación de la imputación de Cristina es algo "bueno" para España, porque la medida afectaba a una institución importante del país como la Corona.
En las redes sociales, la suspensión de la imputación causó indignación y motivó chistes sarcásticos.