El gobierno de Nepal decidió controlar una de las principales fuentes de turismo, la famosa escala al Himalaya, la cordillera más alta del mundo. El año pasado, fue noticia una especie de batalla entre dos grupos de alpinistas, entre otros episodios que no tiñeron de buena fama al lugar. Por eso, resolvió varias medidas para la nueva temporada de escala, que comenzará a fines de marzo.
Una de las políticas a tomar es la de incoporar seguridad en varios de los puntos, pero la novedad pasa por otro lado: para subir, será necesario que a la hora de bajar los alpinistas lo hagan con al menos ocho kilos de basura, con la intención de no dejar demasiados rastros del paso del hombre.
Así lo anunció Madhusudan Burlakoti, portavoz del Ministerio de Turismo. Cada persona produce 5,5 kilos durante la estancia en el Himalaya, por lo que cada alpinista deberá retirar 2,5 kilos de deshechos de otros montañistas. El objetivo es liberar parte de la basura que se acumula hace muchos años.
Para subir al Himalaya, hay que pagar una tasa de cuatro mil dólares en concepto de protección medioambiental. Aún no se dio a conocer cuáles serán las sanciones para los que no cumplan con la regla. En un principio, parece un tema complicado: una vez que se llega a la cumbre, las fuerzas parecen desaparecer y la posibilidad de sumar equipaje extra no resulta demasiado interesante.